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NÚMERO DE SERIE

'The Sinner' temporada 3: Matt Bomer y Bill Pullman, cara a cara

Esta tercera entrega de 'The Sinner', la antología protagonizada por el detective Ambrose, vuelve a ser igual de intensa, aunque la sorpresa no se esconde al inicio sino al final.

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Ha conseguido 'The Sinner' crear su propio universo, en parte, gracias a la mirada esquiva del detective Harry Ambrose (Bill Pullman), encargado de los retorcidos casos. Una mirada siempre de recelo, que transmite que nada es lo que parece, que pone en alerta al espectador. En la sorprendente primera temporada una mujer, interpretada por Jessica Biel(y productora de todas las entregas), se volvía loca sin motivo aparente, apuñalando en una playa a un desconocido. Obviamente, era culpable del crimen, pero había que rascar en la superficie para comprender sus motivaciones, derivadas, entre otros motivos, de una estricta educación religiosa.

En la irregular segunda entrega, nos encontrábamos ante un caso similar: un niño envenenaba a sus padres sin razón aparente hasta que conocíamos a su madre (Carrie Coon, 'The Leftovers'), la líder de una secta con ciertos poderes psíquicos. En ambos casos, Ambrose dedicó su investigación a conocer más a fondo los extraños comportamientos. Todo tenía un por qué y él parecía ser el único interesado en encontrarlo.

La tercera temporada sigue la línea desconcertante de las anteriores, aunque evita de primeras esa escena inicial que señala sin ambages al criminal. Nadie mata a nadie, por decirlo así. La sorpresa no está aquí sino que se reserva para el final. Jamie (Matt Bomer, 'Doom Patrol') y Nick, un amigo de la universidad que hacía tiempo que no veía (Chris Messina, 'Heridas abiertas'), sufren un accidente de coche en el que el segundo muere. Todo apunta a un exceso de velocidad y a cierta imprudencia, pero nada más. Como en las anteriores entregas, sin embargo, el detective Ambrose hace acto de presencia para crear la duda. ¿Es Jamie, ese apuesto y carismático profesor de secundaria, un tipo tan normal como aparenta? Él y su mujer, que está a punto de dar a luz a su primer hijo, invitan a Nick a cenar, pero no queda clara la intención de su inesperada visita.

La narrativa de la serie sigue siendo igual de adictiva que en anteriores temporadas, los flashbacks van ofreciendo más pistas y las situaciones se van complicando a medida que avanzan los episodios. El detective también recela como en anteriores ocasiones, pero a diferencia de aquellas esta vez se involucra de una manera mucho más personal, lo que le da un punto extra a esta tercera temporada. En la pequeña ciudad de Dorchester, al norte del Estado de Nueva York, donde transcurre el accidente, da la casualidad de que Jamie y su familia y el solitario detective son vecinos, en medio de un bosque, un lugar aislado que “restringe” por decirlo así los movimientos de Ambrose en sus pesquisas (y donde también vive una pintora que le da algo de vidilla al policía).

Lo más interesante de 'The Sinner 3' es ir descubriendo qué relación mantenían realmente Jamie y Nick. Al igual que en la primera temporada algo que estaba dormido en el subconsciente del protagonista sale a flote. Aparentemente, ese tipo perfecto se ha escondido tras una coraza que está a punto de estallar (y que ni siquiera su mujer conoce). En esta ocasión el fanatismo religioso da paso a un trasfondo más filosófico y se analiza la relación manipuladora entre esos dos amigos desde un punto de vista intelectual. La investigación rutinaria de Ambrose abrirá una intrigante puerta en la que las alucinaciones de Jamie se mezclan con un misterio que, sin embargo, resulta más asequible. Porque esta tercera temporada se ciñe al cara a cara entre el principal sospechoso (Jamie) y Ambrose: Matt Bomer se convierte en el adversario perfecto de Bill Pullman. Ambos hombres desconfiarán el uno del otro y, al mismo tiempo, querrán comprenderse, lo que derivará en una relación tan intrigante como tóxica con un insólito desenlace.

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