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'True Detective', una tercera temporada sombría (y muy potente)
La pregunta del millón: ¿merece la pena la tercera temporada de 'True Detective' tras el fiasco de la segunda? Vistos cinco de los ocho episodios la respuesta es: sí. Aquí os contamos por qué Mahershala Ali vuelve a elevar el listón.
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Inquietantes saltos en el tiempo
Si algo llama la atención de la tercera temporada de 'True Detective' son las tres líneas temporales en las que transcurre la trama. Algo que podría haber fallado visualmente, pero que lo hace sumamente creíble, sobre todo por el meticuloso trabajo de caracterización de su protagonista, el oscarizado Mahershala Ali –ganador hace unos días del Globo de Oro por la película “Green Book”–, que logra introducir diferentes matices en la evolución del personaje. Un viaje enigmático en el que el espectador se ve inmerso de la mano del detective Wayne Hays, encargado de la desaparición de dos hermanos en Fayetteville (Arkansas).
A diferencia de la primera entrega, cuyos hechos transcurrían en 1995 y 2012, ahora viajamos a los años 80, 90 y 2015. Arranca con Hays soltero, durante la investigación junto a su compañero (un “resucitado” Stephen Dorff); una década después, ya casado (con Carmen Ejogo, “The Girlfriend Experience”) y con hijos, cuando se reabre el caso en los 90; y en la actualidad, viudo y con ciertas lagunas, durante una entrevista televisiva con una documentalista (Sarah Gadon, “Alias Grace”). Aunque el enfoque del protagonista, los colores y texturas, y algunos detalles recuerden a la primera entrega (también hay muñecas, el quinto episodio es turbador), entrelazar las diferentes épocas es definitivamente mucho más complejo ahora.
Recuerdos del pasado
De Rust Cohle (Matthew McConaughey), que transmitía su pesadumbre por la pérdida de su hija en la primera temporada de 'True Detective', recupera el detective Wayne Hays ese mismo recelo pues el caso que investiga sobre dos niños le lleva a temer por los suyos propios. En paralelo a la resolución queremos saber más del misterio que entraña su vida en sí, la relación con su inteligente esposa, con su perspicaz compañero de fatigas, con su hijo, también policía. Porque, aunque el meollo del asunto es el esclarecimiento de una desaparición, su creador, Nick Pizzolatto, se centra en el impacto que tienen los hechos cuando Hays forma una familia. Una sombra que parece perseguirle a lo largo del tiempo y que afecta a su matrimonio especialmente.
Luego, al final de sus días, cuando el deterioro físico transforma la forma de comunicarse con los demás y él mismo se pierde en sus propios achaques de demencia, nos queda la extraña sensación de no conocer del todo al personaje. Cuando a Hays se le va la cabeza recuerda a la experiencia inmersiva que nos proporcionó el mejor episodio de “Castle Rock” (“La reina”), con una Sissy Spacek intentando darle sentido a su realidad, tal y como sucede con el propio Hays. Rememorar de nuevo todo aquello en la actualidad es por pura necesidad: le hace encajar piezas del puzzle de su propia vida (casi) olvidada. No hay un toque sobrenatural como en la primera entrega, pero Pizzolatto sí usa los efectos del estrés postraumático. Si creemos a Mahershala Ali, habrá que esperar al final: el actor confesó que el último episodio es lo mejor que había leído en su vida.
Detalles curiosos
Pizzolatto pensó en un detective blanco para su protagonista, pero Mahershala Ali le envió imágenes de su padre con el uniforme de policía y lo hizo a medida del actor negro (hay alguna que otra pincelada racista en la trama). Los Purcell, los padres de los niños desaparecidos, están interpretados por Mamie Gummer (“The Good Wife”), hija de Meryl Streep, y un enorme Scott McNairy (“Halt and Catch Fire”), como padre alcoholizado. Brandon Flynn (“Por 13 razones”) es uno de los chavales implicados en la trama. Tres han sido los directores de los episodios: Jeremy Saulnier (“Noche de lobos”) dirige los dos primeros, y Daniel Sackheim (“The Americans”) y el propio Pizzolato (por primera vez), los seis restantes. Hays sigue siendo un antihéroe que habla de Steve McQueen como un referente personal.
En el episodio 4, Pizzolatto fue ayudado por David Milch, con el que ha colaborado en la escritura de la película de “Deadwood”. Según Pizzolato, ha sido la primera vez que ha escrito en voz alta, algo que se traduce en largas conversaciones a dos en la serie, dentro del coche especialmente entre detectives o entre Hays y su mujer, por fin, un personaje femenino con chicha.
True Detective se emite en HBO España.
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