LA MUJER DEL PROGRAMADOR
David de Jorge, la forja de una estrella televisiva que aterriza en Nova
David de Jorge se ha hecho un hueco en la industria televisiva por méritos propios. Este cocinero de Fuenterrabía se abrió paso en la caja tona desde una cocina minúscula, en la que se movía divinamente un cocinero XXL sin complejos que decía tacos, gritaba "¡viva Rusia!", elaboraba cocktails con alcohol y contaba chistes picantes, receta deliciosa en el mundo desnatado del siglo XXI.
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Este maestro perdió más de 130 kilos ante las cámaras de 'Robin Food' en Euskal Telebista (televisión autonómica vasca) y del documental 'El peso y la cuchara', de obligado visionado para conocer de cerca y desde muchos de vista a este cocinero revolucionario que ahora prepara 'El sabor es ciego' para Nova, cadena en la que Fatmagül lleva camino de convertirse en un fenómeno sin precedentes.
Este nuevo concurso cuenta con cuatro ventajas: está producido por la factoría de Karlos Arguiñano, que sigue batiendo récords de audiencia en Antena 3 con 6.500 recetas a sus espaldas, contará con cocineros amateurs (castings este mes en Vitoria, Madrid, Barcelona y Sevilla), tiene un mecanismo singular (dos parejas de cocineros puntuarán sus recetas y las de sus rivales con los ojos tapados) y tiene como presentador al carismático creador de la "cocina sin bobadas", al recolector de "guarrindongadas", al joven que fue capaz de llevar a la televisión a una gastronomía popular sin deconstrucciones, aromas místicos ni parafernalias.
Unas parafernalias que provocan en De Jorge un agudo dolor craneal, tal y como confesó en Jot Down: "Que cada uno aguante su vela, particularmente me resbalan todo ese tipo de sermones, pues el egochef tiende a subir al púlpito y al finalizar los oficios baja a repartir la hoja parroquial; confieso que me gusta comer por todos lados para saber lo que se cuece y tener claro quién me gusta y quién no, descubrir a los tartufos y quedarme con aquellos que son capaces de cocinar con arrojo y sin idioteces".
Y añade: "Muchos cocinan con los pies plantados en el siglo XXI y lo hacen que da gloria verlos, y me trae sin cuidado si esferifican o si se meten cuatro tiros de goma xantana por la napia; al final, tú solo ante el plato desnudo y con el cocinero escondido descubres si aquello es verdadero. Si comes y se te quedan los labios pegados, enmudeces y tienes la sensación de estar comiendo algo grandioso es lo que cuenta y lo demás son paparruchadas".
El multipremiado y reputado Martín Berasategui puso sus ojos en él, enamorado de la cocina televisiva por gracia y obra de Elena Santonja, Karlos Arguiñano, Rick Stein, Keith Floyd y hasta por los paseos rurales de José Antonio Labordeta. Hace diez años David se estrenó en televisión y desde entonces no ha parado pese a que él era poco optimista con su salto a la fama: "Cuando empezamos a hacerlo, creía que en 15 días me iban a echar a la calle, no porque sea un anormal, que lo soy, sino porque rompía un poco el esquema de cocinero modosito, que lo limpia todo, muy políticamente correcto... Pero el programa ha funcionado y parece que hay sitio para un asilvestrado en la tele". El sitio ahora lo ha encontrado en Nova, que vuelve a apostar por la cocina televisiva de forma rotunda.
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