Crónica del Festival de la Canción
Eurovisión 2019: Los momentos más emotivos y extravagantes de un festival caracterizado por sus contrastes
Países Bajos se proclama merecido vencedor de la 64ª edición de un Festival de Eurovisión protagonizado por emotivas baladas y estrambóticas escenografías. Miki, apuesta española, apenas alcanza la posición 22 con su peculiar versión de la rumba catalana de tintes charangueros.
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Menos ha sido más y, en esta ocasión, la sencillez se ha convertido en el sinónimo de una elegancia que Europa ha sabido apreciar. El holandés Duncan Laurence ha interpretado con voz íntima pero profunda, y acompañado únicamente de su piano, 'Arcade', una balada soul con guiños electrónicos que le ha colocado en la primera posición.
Con 465 puntos, el italiano Mahmood se ha llevado un merecido segundo puesto. Su tema 'Soldi' trata de una personal confesión acerca del deterioro de la relación con su padre por motivos económicos. Hay que reconocer que el artista defendió con gran expresividad la canción más urbana de la noche.
El representante ruso Sergey Lazarev ha cerrado el pódium. El cantante, y sus 10 hologramas, ha interpretado 'Scream', una potente balada que, cantada literalmente bajo la lluvia, bien podría convertirse en la banda sonora del próximo film de Hollywood.
España ocupó el número 22 del ranking
España, por el contrario, ha terminado en una posición más próxima a la cola de la clasificación: 'La Venda', canción interpretada por Miki y compuesta por Adrià Salas, ocupa, con 60 puntos, el número 22 del ranking de los 26 países finalistas. A pesar de que la actuación de Miki ha sido impecable, parece que el ritmo festivalero, por lo general, no ha triunfado en esta edición de Eurovisión.
En una gala con un nivel mayúsculo, algunos artistas han brillado con luz propia. Tamara Todevska, representante de Macedonia del Norte, ha protagonizado una de las mejores actuaciones de la noche. Sobria y elegante, ha sabido emocionar a público y telespectadores con una eurovisiva balada homenaje al amor de las madres.
Suecia, sin lugar a dudas, ha sido la otra gran protagonista. John Lundvik, acompañado de una versión renovada del clásico coro góspel, ha defendido 'Too late for love', un tema caracterizado por contrastes rítmicos que juegan a crear diversas frases emocionales.
Aunque ha podido pasar inadvertido, el delicado e inocente blues por el que ha apostado Dinamarca también es digno de mención. Leonora Colmor Jepsen, que no ha perdido la sonrisa en ningún momento de la actuación, ha defendido una discreta y distinguida oda a la paz mundial.
La originalidad, muy presente en esta edición
Asimismo, la originalidad, en ocasiones extravagancia, ha estado muy presente en esta 64ª edición de festival mediante arriesgadas puestas de escena. Australia recibe, de esta manera, el premio a la puesta en escena más surrealista con 'Zero gravity'. El ruido provocado por trajes futuristas, andamios e imágenes galácticas sobre las que flotan las bailarinas, distorsiona en gran medida la delicada la voz de la soprano Kate Miller.
Grecia, en un intento de homenajear la obra del Bosco 'El Jardín de las Delicias', también ha ocultado, tras espadas, pomposos trajes y extraños objetos, la voz de Katerine Duska, quien muchos llegaron a comparar conAmy Winehouse.
Islandia tampoco ha dejado indiferente a nadie. El grupo Hatari, formado por un presentador de informativos y el hijo de un embajador, ha interpretado 'Hatrið mun sigra'. Se trata de un tema anticapitalistas y tecnopunk que han acompañado con jaulas, cadenas, corsés de cuero y pinchos y llamaradas de fuego: han logrado transmitir, pero en ningún caso sentimientos positivos.
Como cada año, no todas las actuaciones se han encontrado a la misma altura. La tradicional balada y el atuendo folclórico de Jonida Maliqi, representante de Albania, han conseguido que Twitter la corone como La Pantoja albanesa. De igual manera, el ritmo disco y la letra simple de 'Say na na na', apuesta de San Mario, tampoco ha conseguido impresionar. No obstante, los tres minutos más largos de la gala los han protagonizado Zala Kralj y Gasper Santl, representantes de Eslovenia; su canción monorrítmica, interpretada además en formato introvertido, puede no ser la más apropiada para llevar a un festival.
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