Publicidad
@SuperFalete comenta el tercer programa de 'Casados a primera vista'
"Las Barbies y el Action-Man" por @SuperFalete
Tras varias discusiones de pareja, malos rollos y decepciones en 'Casados a primera vista', @SuperFalete se pregunta: ¿Qué está fallando si no se conocían de nada cuando se dieron el 'sí, quiero'?
Comenzamos el programa con Ruth y Jaime. "No sé si puedo darle lo que ella busca", había afirmado Jaime, pero sí que tiene claro lo que puede darle: "Me encanta el sexo, mentiría si dijera que no tengo ganas". Entre ellos hay besos, arrumacos y se llega a insinuar que hasta consumación del matrimonio. Quién sabe. Mientras tanto, los invitados a su boda han formado dos bandos y están en plena guerra civil. La hermana de Ruth, después de escuchar los insultos del amigo de Jaime, contraataca y llama Barbies a las amigas de Jaime. Una de ellas sentencia: “La clase es algo que se tiene”. Y, por lo visto, ir de invitada a una boda a criticar a la novia y su familia significa tener clase. O algo así.
Además hemos conocido a una nueva pareja: Rafa y María. Rafa es un campeón de lucha grecorromana que quiere tener un gimnasio y que se considera “un ganador en la vida, el deporte y el amor" y María, por su parte, es una estudiante de Magisterio que quiere tener al menos siete hijos. Desde el principio toda la familia y amigos de María están de acuerdo en que casarse con alguien que no conoce es una locura. Luego, al conocer a Rafa, es peor: "Es un 'Action Man' sin estudios". Rafa intenta besar a la novia tras la ceremonia, pero ella le hace la cobra porque “es muy tradicional”.
¿Qué hace una chica tradicional en un sitio como este? No lo sabemos. La noche acaba con ella invitándole a dormir en el sofá. Así no vas a tener al menos siete hijos, María.
Mientras tanto, los Jesuses siguen en Brujas. Pasean por sus calles, por sus plazas y por sus canales cantando flamenco y dando palmas. Luego visitan una tienda de chocolates y Jesús Carrillo es categórico: "Yo veía todo de chocolate y le quería dar un bocao hasta a la dependienta.”. De ahí se van, cantando y dando palmas a una cervecería, que era el capricho del otro Jesús, Macías. Jesús Carrillo nos ofrece su opinión de experto sobre la cerveza belga: “es como una litrona”. Tras disfrazarse en una tienda, acuden a un restaurante que es “apoteósico y parece La Zarzuela”. El maître les explica la carta en inglés y llega un momento en el que Jesús Macías dice “Yes”. Esto significa que han elegido comer mejillones, lo descubren cuando se los sirven. "Los mejillones no es que nos gusten mucho, no?", dice Jesús Carrillo.
Regresamos a México y allí están Marie y Jonathan. Marie baila. En su noche de bodas, Marie estaba dispuesta a todo y necesitaba que ‘el tema’ fluyera. Pero no fluye nada y se siente un poco decepcionada. Marie vuelve a bailar. Jonathan necesita tiempo. Casi se ahoga en el mar. Se marea en el barco. Llega a tierra y baila. La vida de Marie es un musical y todo lo soluciona bailando.
Finalmente volvemos a la pareja de Jordi y Mónica. Ella está muy contenta porque van a ir a Nápoles y allí va a poder descubrir las últimas tendencias de moda. Sí, en Nápoles. Mónica se ofende porque él le dice al taxista que son solo amigos. Él se muestra inseguro porque ella es modelo y se relaciona con modelos. Gracias al perfecto italiano de Jordi (“¿Sabes algún sitio dónde HAIGA una tienda?”) encuentran un lugar para sus compras y él se mosquea porque a partir de la quinta hora se le hace un poco pesado. Ya son un matrimonio tradicional.
Hasta ahora ninguno de los enlaces celebrados parece funcionar perfectamente por algún motivo que se me escapa. ¿Qué está fallando si no se conocían de nada cuando se dieron el 'sí, quiero'?
Publicidad