Publicidad
DESAPARECIÓ EN PONTEVEDRA EN 2010
Un año sin noticias de Sonia Iglesias
La última vez que se vio a Sonia fue en una zapatería del barrio pontevedrés de san Roque. Desde entonces ni los carteles, ni las investigaciones policiales han dado resultado. El misterio de su desaparición sigue un año después.
Sonia Iglesias Eirín salió de su casa, en el barrio pontevedrés de San Roque, alrededor de las 9 y media de la mañana el 18 de agosto de 2010. Acompañada de Julio Araújo, su pareja y padre de su hijo de nueve años, se dirigió a una cafetería cercana para desayunar. Después fue a unaa zapatería donde la joven dejó unas sandalias para reparar.
Sobre las 10 y cuarto de la mañana, Sonia se dirigió al centro de Pontevedra para hacer unos recados. Se despidió de su pareja y ya no se volvió a saber de ella. Nunca llegó a la cita que tenía con su hermana. Tampoco se incorporó a la tienda de ropa en la que trabajaba. De hecho, fue su pareja, quien más tarde centró la atención de los investigadores, quien llamó a la policía.
Hay testigos que la sitúan en una céntrica de Pontevedra, pero lo único que se sabe con certeza es que la cartera de Sonia apareció en el poblado chabolista de O Vao, situado a las afueras de la ciudad. Más tarde, su DNI fue encontrado por una vecina en el barrio donde la joven vivía.
La policía, Protección Civil y muchos vecinos buscaron a Sonia sin descanso. Peinaron los márgenes y las entrañas del río Lérez y sus alrededores. Pero ninguna pista les sirvió para dar con el paradero de la joven. Pegaron carteles por todos los lugares y se concentraron cada semana para pedir que Sonia regresara con ellos. Ahora, en el primer aniversario de su enigmática desaparición, a su familia ya no le queda ni el consuelo de encontrar a Sonia con vida.
Publicidad