Luces de Navidad
Barrio con luces, barrio sin luces de Navidad: Así se consume en cada calle
Recorremos unas cuantas calles principales de la capital y comprobamos cómo la iluminación navideña activa el comercio.
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El centro de Madrid se muestra deslumbrante: hilos de led minimalistas de lado a lado de la calle en colores combinados. Chorreras, motivos en verde y rojo, alternancia de lo clásico y lo más moderno… Nos desplazamos ahora al otro lado de la M-30, a la arteria principal de un distrito más humilde. Aquí las luces son bombillas blancas que cuelgan escasas de los árboles. Ni rastro lumínico en las calles que cruzan este Paseo de Extremadura. ¿Prioridad a las zonas más turísticas, inversión de los comerciantes? De todo eso hay, pero esa luz se traduce también en el consumo en las tiendas en unos y otros barrios.
Ochenta euros en un abrigo vs siete mil en un anillo
Yolanda lamenta que las luces de su barrio “ni son luces de Navidad ni son nada”. En cuanto a su regalo de Reyes, espera que su familia se esfuerce al menos con ochenta euros “en un abrigo”. Un consumo muy distinto del otro barrio, el de las luces abundantes.
Aquí destacan las relojerías de lujo. Daniel, joyero artesano nos muestra uno de los regalos estrella: el anillo solitario con un diamante de ocho mil euros. Carmen, una clienta, nos cuenta orgullosa que le han regalado un anillo “que no se ha podido pagar en efectivo”, apunta su marido. Juan Pedro, el joyero del barrio con pocas luces muestra su surtido de anillos: “Aquí todo es bueno. Plata de ley. Los tenemos de muchos precios, desde ocho hasta treinta o cuarenta”.
Cigalas, bogavante y percebes vs langostinos y mejillones
Cambiamos de tercio pero seguimos gastando. En el barrio luminoso destaca el mercado sembrado de bogavantes, percebes y cigalas como productos más vendidos. “La angulita fresca la tenemos a mil seiscientos euritos. Congelada, a mil cien”. Óscar, uno de los pescaderos nos dice que ha hecho ventas de hasta tres mil euros.
Un cliente mexicano (de los que abundan en el barrio de Salamanca) asegura que aquí los precios son mucho más bajos que en su país. De vuelta al mercado de barrio, Lydia nos cuenta encantada que en su casa también ha habido marisco: gambas, langostinos y mejillones. Otra clienta asegura que su cena de Navidad le ha salido por cien euros para los cuatro miembros. “Cigalas? no, ¿Carabineros? no, ¿percebes? No”. Cada uno a su manera.
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