Inquiokupación

Un belga se planta delante de su casa en Jerez para que el inquiokupa se marche

Herve alquiló su casa unifamiliar en 2017 y, pese a que posteriormente no quiso renovar el contrato y así lo comunicó, el inquilino se niega a dejar la casa. En total le debe unos 30.000 euros.

Herve y su mujer son belgas pero en 2017 decidieron comprar una vivienda en Jerez de la Frontera para pasar parte del año. Dado que durante meses la vivienda española estaba vacía, optaron por alquilarla. Una decisión de la que hoy se arrepienten y cuyas consecuencias siguen sufriendo.

Según denuncia el propietario en el programa Espejo Público, el inquilino dejó de pagarle y por si esto fuera poco, se quedó en la casa a vivir. "Hemos denunciado pero no recoge las notificaciones, así que sigue dentro de la casa y no podemos hacer nada. Estamos desesperados", lamenta. Además, asegura que el problema se ha prolongado tanto en el tiempo y como medida de presión ha optado por plantarse delante de su casa con un cartel para que el inquiokupa abandone la vivienda.

Este propietario achaca el estrés que le ha generado la situación a un cáncer y una operación de corazón

Herve asegura que vive de su trabajo y no puede permitirse tener un inquiokupa en casa. Achaca además a la angustia que le genera tal situación, un cáncer y una operación de corazón que ha sufrido. "Reclamo a las autoridades que tomen medidas y desalojen al okupa ilegal de mi propiedad lo antes posible. También insto a otros propietarios de viviendas a que estén alerta y tomen medidas para proteger sus propiedades de los okupas, que pueden causar daños importantes", indica.

He presentado una demanda a las autoridades, pero aún así el inquilino no se va

Herve asegura que le informó de que no le iba a renovar el contrato. Sin embargo, el inquiokupa se negó a abandonar la casa, lo que le causó una gran angustia. "A pesar de los repetidos intentos de resolver el problema por la vía legal, incluida la presentación de una demanda ante las autoridades, no se va", denuncia.

Entre sentencias a favor del propietario, notificaciones dictadas, denegadas o perdidas se cumplen cinco años de calvario y una deuda de unos 30.000 euros.