Comienza el juicio por el crimen de Arriate

Encontraron el cadáver de la niña, sentado, de espaldas a la puerta de una caseta. Su gorro y su cazadora estaban cuidadosamente colgados por lo que la Guardia Civil dedujo que María Esther había entrado voluntariamente y acompañada de alguien conocido. Encontraron el arma homicida. Una piedra de cuatro kilos en la que quedaban restos de epiteliales. Los investigadores sometieron a pruebas genéticas a los amigos y compañeros de instituto de María Esther. Entre ellos a Rubén, que esos días no dudó en hablar con los medios de comunicación.

La Guardia civil sospechó de él desde los primeros días, aunque sus padres apoyaron su coartada. El resultado del laboratorio confirmó su presencia en la caseta. Su ADN estaba en la piedra, en el tirador de la puerta y en la ropa de la niña. Rubén fue detenido quince días después del asesinato e ingresó en un centro de menores.

El día 4 se cumplirán nueve meses de su reclusión, el plazo máximo que permite la ley. Aunque seguramente el juez tome alguna medida extraordinaria que prolongue su internamiento. Mientras, su abogado se prepara para intentar demostrar su inocencia y para ello ha citado a más de 40 testigos. En cuanto a las  evidencias genéticas pretende justificarlas argumentando que   la caseta era un punto de reunión habitual de los chavales del pueblo.

A los pocos meses del asesinato, María del Carmen y Juan Ignacio decidieron dejar Arriate y trasladarse a otra provincia. Estos días reúnen fuerzas para acudir al juicio y enfrentarse al acusado. Piden que se haga justicia.