#MujerESpejo
Cristina Sánchez: "El toro no tiene prejuicios"
La torero, que apuesta por la convivencia entre hombres y mujeres, se pone ante el espejo de Soledad Arroyo.
Tiene 50 años, pero Cristina Sánchez guarda la ilusión de su primera vaquilla en la mirada y cuando la recuerda se emociona. Está casada, tiene dos hijos varones y está entregada a un nuevo sueño: conducir al triunfo a una joven torera llamada Raquel Martín. Su gran faena, ha sido su familia. Recomienda el libro 'Los renglones torcidos de Dios' y aunque no va mucho al cine, elige 'Pretty Woman', mientras suena la música de su grupo preferido, 'La Oreja de Van Gogh'.
Emilia Pardo Bazán le sirve de inspiración y entre el capote y la muleta, no tiene dudas, se queda con la segunda. Nos lleva a un cuartel. Dice que le hace mucha ilusión el ambiente militar, la vida castrense, la disciplina del ejército. Con ella visitamos El Goloso, donde el ejército de Tierra nos abre sus puertas y nos "protege" durante la entrevista con un Carro de Combate Leopard y un Vehículo de combate Pizarro.
Respuesta.- He querido que vengamos a este cuartel de El Goloso, que además es impresionante, es muy grande, porque veo muchas similitudes incluso con los valores que tiene la tauromaquia.
Pregunta.- Desde luego hay que tener valor para subirse a un bicho de estos o para ponerse delante de un bicho como los que tú te has puesto.
R.- Son profesiones muy elitistas en las que te piden mucho de tu persona, de tu vida. Tiene que ser vocacional.
P.- ¿Y qué hace que una chica de una familia que son cuatro hermanas decida ser torera?
R.- Mi padre quiso ser torero, luego se hizo banderillero y le he acompañado mucho cuando era pequeña y al final era lo que sentía.
P.- Recuerdas la primera vez que te pones delante de un toro?
R.- Si, si. Perfectamente. Aquello que yo sentí con palabras me resulta muy difícil poderlo describir, pero fue algo que no me lo da nada ni nadie. Yo le dije a mis padres: esto es lo que quiero. Si me queréis ayudar, lo agradeceré y si no, es lo que voy a hacer
P.- Te sigues emocionando al recordar esa primera becerra...
R.- S, si, si. Si tú persigues un sueño, un sueño que nadie te asegura que lo vayas a lograr y que es muy difícil. Pero es muy difícil para hombres y para mujeres.
P.- Y desde ese momento que tenías 12 o 13 años, hasta que tomaste la alternativa, ¿cómo de difícil es ese camino?
R.- Cuando me apunté a la escuela taurina de Madrid yo estaba en ese pelotón de los diez primeros y ya empecé a despertar pues esa curiosidad de aficionados, en la gente en general, e incluso en la prensa y yo sabía que siempre estaba en ese punto de mira.
P.- Dices Cristina que es una profesión muy dura tanto para hombres, como para mujeres, pero seguro que tú lo tuviste un poco más difícil que tus compañeros.
R.- Yo siempre digo que mi gran aliado ha sido el toro, porque el toro no sabía si era hombre o era mujer. El toro no tiene prejuicios.
P.- Pero en tu caso hubo compañeros que se negaron a aparecer en los carteles contigo.
R.- Exactamente eran tres toreros que no querían. Pero yo tengo que estar muy agradecida a todos mis compañeros, al respeto y la admiración que con el paso del tiempo tengo de todos ellos.
P.- ¿Cómo es el día de la alternativa?
R.- Me acuerdo cuando terminamos, que empiezo por el final, que le dije: "papá, lo hemos conseguido". Nos dimos un abrazo y me dijo: "no has conseguido nada, Cristina. Ahora viene lo duro".
P.- ¿Cuál ha sido tu mejor faena?
R.- Yo me retiré en el año 99 y en el 2016 reaparecí y yo ya tenía mis hijos. Y entonces me propusieron conmemorar mis 10 años de alternativa y donar los honorarios a la Fundación de Oncología Infantil del Hospital Niño Jesús con Enrique Ponce y El Juli y le brindé el toro a mis hijos -a Cristina se le rompe la voz, traga saliva y recupera el hilo-, que siempre que me acuerdo me emociono. Puedo decir que ha sido el día más bonito de mi vida.
P.- ¿Por qué dejas tú de torear de manera profesional?
R.- Por pérdida de ilusión. Hubo un momento que yo, por ejemplo, la suerte suprema empecé a dejar de tener regularidad.
P.- O sea, que tenía razón tu padre: lo difícil venía después de la alternativa
R.- Si, claro -se ríe.
P.- Ahora además hay otro problema añadido que es un rechazo cada vez más grande hacia el mundo taurino. Tu eso ¿cómo lo ves?
R.- Con mucha pena. A mí me han deseado que se muera mi madre, que se muera mi padre, que se mueran mis hermanas, que se acabe mi estirpe.
P.- Torero o torera
R.- Torero, mujer torero.
Contra quienes piensan que el mundo taurino forma parte de una espiral violenta, Cristina se sitúa contra todo tipo de violencia, incluida la que más afecta a las mujeres: "Con la violencia de género yo creo que no hay nada más que que la justicia tiene que caer toda sobre el que lo haga. Toda.
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Yo lo que pediría es comprensión, educación, convivencia y que cada uno con sus propios méritos, con su actitud con sus ganas de enfrentarse a la vida, llegue donde quiera. Y que ni a un hombre le pare una mujer, ni a una mujer, le pueda parar un hombre. Me gustaría que fuéramos d ela mano, que se dejara de utilizar al machismo y al feminismo como armas arrojadizas que enfrentan a la mujer y al hombre. Prefiero caminar junto al hombre, yo junto a él y él junto a mí."