Sexualidad

El debate de una asistente sexual y una abogada feminista: "Es un trabajo sexual, pero hay muchas ramas"

El derecho a la sexualidad de personas con diversidad funcional es en muchos casos un tema tabú. Espejo Público daba voz a esas personas y varios asistentes sexuales. La polémica sobre si esta profesión cruza la línea de la prostitución indigna a muchos.

Montse, asistente sexual

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La periodista de Espejo Público, Sofía Henales, ha realizado este trabajo de investigación periodística para arrojar luz sobre el caso de gran cantidad de hombres y mujeres que sufren en silencio la imposibilidad de tener una vida sexual plena. Es el caso de miles de personas con alguna discapacidad que imposibilita que desarrollen libremente ese ámbito de sus vidas. Algunos dan la cara y explican su situación.

Muchas personas con diversidad funcional se resignan. Viven en silencio, con impotencia, y muchas veces sumidos en una invisibilidad frente a la sexualidad. Eso sí, cada vez más defienden su necesidad a disfrutar del placer.

Afectados e implicados

Jaume Girbaut es cliente de la asistencia sexual y defiende su postura de una forma clara y sencilla: "Usted cuando le apetece, se masturba. No necesita a nadie". Este afectado explica ante la cámara cómo hay muchos que tienen una serie de dificultades funcionales y "necesitan ayuda para explorar su propio cuerpo".

"Igual que necesito ducharme, necesito masturbarme" aseguraba contundentemente la activista por los derechos sexuales, Patricia Carmona. La activista defiende este derecho así como el servicio que realizan los asistentes sexuales, a quienes definiría como "una herramienta" que ayuda para que estas personas puedan tocarse o acariciarse.

Irene Rodríguez, terapeuta ocupacional y sexóloga, explica cómo las necesidades pueden ser muy variadas: "Igual tengo que enseñar que puedes acceder a contenido visual, que puedes ver fotos, que puedes tirar de imaginación o poner música que te apetezca".

"No se establece sexo entre las dos personas"

Todas las personas mencionadas anteriormente rechazan de pleno la comparativa con la prostitución. Reivindican su actividad como una labor social. Aseguran que no existe relación sexual entre cliente y profesional. Jaume explicaba que "no se establece sexo entre las dos personas. Yo no toco a la otra persona, no hay besos ni relación" explícita.

Patricia añadía que son personas que "necesitan tener apoyos para tener una sexualidad con otra persona".

Webs especializadas y miedos

"Existe un miedo muy grande a sufrir una violación o un abuso sexual"

Sexóloga

Son varias las páginas en internet en las que los asistentes sexuales ofrecen sus servicios. Hombres, mujeres y otras opciones, por toda España, que cobran por ese servicio que da respuesta a un problema real.

Irene Rodríguez cuenta como hay casos en los que los profesionales ni siquiera contestan a los requerimientos. En otras ocasiones son los afectados los que por miedo rehúsan recurrir a este servicio por desconocer "quién va a aparecer" y desconfiar con qué intenciones.

Las finas líneas, entre asistencia sexual y prostitución

Rafael de Asís, Catedrático de Filosofía del Derecho, aseguraba que "se entrecruza toda la discusión sobre la prostitución" y además afirmaba que "en muchos casos es difícil diferenciar las ofertas" existentes en la asistencia sexual y las realizadas en el ámbito de la prostitución. El dilema está servido y la opinión depende de cómo se enfoque esta realidad.

La realidad de una asistente

Montse García cuenta su experiencia personal y cómo se inició su actividad de asistente sexual, que desempeña desde hace ya unos años. Esta necesidad de muchos le "llamó mucho la atención". Esa curiosidad hizo que investigara, se informara y se formara en profundidad, antes de tomar la decisión de pasar de la teoría a la práctica y ayudar en este sentido a otros.

"No podéis acceder a mi cuerpo, yo no me voy a desnudar"

Montse García

No es su principal ocupación, que es la de pedagoga. La joven reconoce que la de asistente sexual es una labor complementaria que desempeña con cada semana o cada 15 días.

Montse explica en qué han consistido algunos servicios que ha realizado y las dificultades que encuentra. También cómo esta actividad no se lleva a cabo de inmediato ni con frialdad . Según cuenta la joven hay contacto o reuniones previas para conocer cada caso en particular, así como definir la asistencia que presta y poner los límites pertinentes: "Es importante que haya un mínimo de cercanía y de confianza".

Opinión contraria: "Es un consentimiento viciado"

Paula Fa es abogada feminista y desde el primer momento deja clara su postura: "Lo que he escuchado hasta ahora [...] me parece una legitimación de la prostitución".

Según la letrada este sería un caso claro que encajaría en la definición de prostitución porque "estás comprando su consentimiento para mantener relaciones sexuales, a una mujer que no te desea".

"Es un consentimiento viciado porque hay un pago", continuaba su alegato.

El debate estaba servido y tanto los colaboradores del programa presentes en plató como las dos protagonistas de las declaraciones, exponían sus argumentos a favor en contra.

Montse manifestaba su parecer y daba una definición de la asistencia sexual: "La asistencia sexual es trabajo sexual, pero hay muchas ramas".

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