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PRUEBAS TOXICOLÓGICAS

Demuestran que Asunta llevaba 3 meses ingiriendo ansiolíticos

Asunta Basterra podría haber estado consumiendo antidepresivos al menos durante los últimos tres meses anteriores a su muerte. Esta es una de las principales conclusiones del análisis toxicológico practicado al cadáver de la menor.

En el estómago de la niña se encontró una dósis casi letal de lorazepan, pastillas que habría consumido según los investigadores unas tres horas antes de morir. Pero es el cabello el que da la clave de un crimen planificado. En él, se aloja el veneno durante mucho tiempo. Es el indicador del tiempo aproximado de consumo y el de Asunta parece revelar que no era ni mucho menos la primera vez que tomaba orfidal. Es más, su envenenamiento podría haber sido progresivo.

Así al menos lo cree el juez instructor que envía a ambos padres a la cárcel por haber planificado de manera conjunta el asesinato. Un argumento que deja entreveer en los autos de prisión que hasta ahora había mantenido en secreto. Pero sobre todo en el del padre. Alfonso Basterra es, según el juez Vázquez Taín, la persona que pudo suministrar dichos ansiolíticos. "El fallecimiento de Asunta se produjo en una sucesión de actos algunos de los cuales indiciariamente se pueden imputar a a Alfonso".

Breve pero contundente se muestra también el juez en señalar dos episodios claros en los que la niña pudo ser drogada. "Alfonso Basterra estuvo presente en dos incidentes anteriores en los que la menor sufrió también presuntas ingestas de fármacos". Y justifica su mentenimiento en la cárcel porque, aunque no cuente con excesivos medios económicos, podría huir al no tener lazos estrechos con la ciudad.

La investigación continua sobre todo en los referente al móvil del crimen. Lo que parece claro es que el asesinato de Asunta no se improvisó. Fue ensayado en varios actos.

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