Oculto en El Rompido
Detenido un peligroso ladrón que vivía como okupa en un adosado a pie de playa en Huelva
La sorpresa de Begoña, dueña de un adosado a pie de playa en El Rompido, Huelva, fue mayúscula. Cuando veía las noticias en televisión, descubrió que la Policía Nacional había irrumpido en su propia casa. El objetivo era detener a un peligroso ladrón que estaba en busca desde hacía más de un año. Begoña no sabía que entre los inquilinos okupas, que tantos quebraderos de cabeza le habían dado, se escondía desde hace un año un presunto delincuente. Llevan nueves meses sin pagar, y deben más de 10.000 euros.
La Policía Nacional ha detenido en un chalet a pie de playa de El Rompido, Huelva, a un presunto ladrón que llevaba ocultándose más de un año en esa vivienda. Ahí residía como inquilino okupa con toda su familia. Los agentes sabían que en la casa se ocultaba un peligroso delincuente, cuyos movimientos habían investigado previamente.
Pudieron comprobar que su familia le daba cobertura. Cuando los agentes intervinieron encontraron varias armas en el salón de la casa, a la vista, supuestamente para ser usadas de manera inmediata en algún acto delictivo.
El detenido era integrante de una violenta banda de ladrones que asaltaba viviendas en Sevilla en 2021. Los ladrones se hacían pasar por policías. Cuando conseguían entrar en las casas, maniataban y golpeaban a sus víctimas para robarles. También les amenazaban con pistolas.
El quinto compinche se dio a la fuga y se instaló en un adosado como okupa
Los otros cuatro compinches fueron detenidos en mayo de 2021, pero faltaba el quinto, que se había dado a la fuga. Durante ese tiempo, este hombre se ha ocultado en distintos lugares. El último, era el adosado a pie de playa. El pasado agosto, los vecinos de El Rompido convocaron una protesta contra estos inquilinos okupas. Denunciaban que habían dejado de pagar el alquiler y los suministros.
Lo cierto es que el hijo del detenido, y su novia, Jeneva, firmaron un contrato de alquiler con Begoña, la dueña de la propiedad, en enero de 2022, con finalización en junio del mismo año. Jeneva contó que era estudiante universitaria, algo que era falso, y que por eso no necesitaba la vivienda en verano.
Pero cuando llegó junio, esta familia decidió continuar en la casa. Los inquilinos okupas devolvieron la llave a la inmobiliaria que actuó como mediadora en el contrato, y cambiaron la cerradura. Se negaron a abandonar el adosado alegando que habían firmado un nuevo contrato con otro propietario inexistente. Fue su artimaña para intentar ganar tiempo y permanecer en la casa, que se había convertido en el escondite perfecto para el prófugo de la justicia.
"Los okupas que están en mi casa tienen su propia casa en Sevilla"
La dueña de la vivienda denunció el caso en septiembre ante los juzgados de Ayamonte, pero su demanda de desahucio ha tardado seis meses en ser admitida. Demasiado tiempo para Begoña, que se siente desprotegida por la justicia. Mientras, sus inquilinos han dejado de pagar el alquiler y los suministros. Llevan ocho meses sin abonar ni el alquiler ni los gastos de luz y agua. Deben más de diez mil euros a la dueña.
En agosto, la titular del adosado, Begoña, explicaba en Espejo Público el tipo de inquilinos que tenía: “Los que están en mi casa tienen su propia casa en Sevilla. No son okupas pobrecitos que les hace falta, no. Tienen un buen tren de vida, tienen motos de agua con sus chalecos. Han comprado un barco, han comprado una lancha. Tienen buenos coches. Tienen un nivel de vida que yo no tengo”, aseguraba.
A sus palabras contestó el ahora detenido, el presunto delincuente llegó a decir que era un humilde trabajador: “Nosotros somos una familia humilde en el pueblo. Hemos venido aquí a trabajar. Ni somos millonarios ni somos ricos, ni tenemos. Nosotros somos trabajadores, de familia humilde. Hemos venido a repoblar El Rompido, a poder trabajar aquí y a ser felices”, dijo.
En realidad su trabajo consistía, presuntamente, en asaltar viviendas a punta de pistola, disfrazado de policía. En el registro, los agentes encontraron varias armas, munición y también joyas de gran valor supuestamente robadas.
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El detenido, que en la protesta vecinal contra su ocupación regó a los manifestantes con una manguera, ya está en prisión, al igual que sus compañeros de banda. Se le investiga por seis delitos: robo con violencia, detención ilegal, lesiones, tenencia ilícita de armas, usurpación de funciones públicas y reclamación judicial. Pero su familia sigue como inquilina okupa en el adosado a pie de playa. Su nuera, Jeneva, ha asegurado a Espejo Público que no piensan abandonar el adosado, donde han llegado a vivir siete personas. Aseguran que no se irán hasta que un juez no lo decía. Por su parte, la dueña sigue esperando que la justicia avance en el caso. Begoña no se desanima. No piensa dejar de luchar hasta que recupere su casa.