Mujeres en el espejo
Encarna Roca Trías: "Hombres y mujeres somos iguales, no solo ante la ley, sino ante la sociedad"
Hablamos, en Mujeres ante el espejo, con la jurista española más reconocida: la Vicepresidenta del Tribunal Constitucional Encarna Roca Trías.
Es una de las grandes luchadoras de nuestro tiempo por los derechos de las mujeres, de los menores y de los discapacitados. Tiene 76 años, un hijo y dos nietos, una pequeña familia que le ha permitido dar lo mejor de sí misma en una carrera, la judicial, dominada por hombres durante siglos.
Apasionada de la cultura, Encarna Roca Trías nos lleva al Museo del Prado para admirar, una vez más, su cuadro preferido, Las Hilanderas de Velázquez. También adora la literatura de Shakespeare, las Variaciones de Goldberg de Bach y de la gran pantalla se queda con Apocalipse Now.
Respuesta.- Este es uno de los sitios donde se respira más la cultura, pero una cultura que no es cursi, ni elitista, sino que es una cultura para todo el mundo.
Pregunta .- Eres una amante de las artes.
R.- Sí, me gustaba muchísimo el arte ya cuando iba al colegio. Me gusta la pintura y me gusta muchísimo la música clásica.
P.- ¿Y por qué estudiaste derecho?
R.- En mi casa no había dinero para pagarme una carrera que no diera beneficios económicos y a mi me gustó mucho el Derecho.
P.- Cuando llegas a la facultad de Derecho en Barcelona ¿Cuántas chicas había en esa clase?
R.- Éramos el diez por ciento más o menos.
P.- Cuando empiezas a ser profesora, cada curso cuentas las alumnas que hay porque eran excepcionales.
R.- Sí, las chicas eran un porcentaje muy bajo. Con los exámenes te aburres bastante y entonces contaba las chicas porque eran poquísimas. Mientras que cuando acabé yo de dar clases en el año 2005, ya contaba a los chicos.
P.- O sea, las mujeres han ganado terreno
R.- Totalmente. En la carrera judicial debe haber entre un 60 y un 65% más de mujeres que de hombres.
P.- Sin embargo hay muy pocas mujeres todavía en puestos decisivos, ¿no?
R.- Claro. A estos puestos, como el que ahora yo tengo se llega ya bastante mayor. Y el hecho de que estén entrando más mujeres es una situación que se da desde hace quizá unos diez años. Y otra segunda razón es que seguramente no hay incentivos para que las mujeres opten a un cargo. Un cargo a veces requiere traslado de residencia y España no es un país que esté muy acostumbrado a que el hombre siga a la mujer. Yo he tenido una gran suerte, entre comillas, de que mi núcleo familiar hemos sido mi hijo y yo. Y también cuando yo entré en el Supremo, en el año 2005, éramos 4 magistradas. Bueno, no había ninguna que estuviera casada ni que tuviera hijos. Se dejan pelos en la gatera, eh!
P.- La lista de cosas en las que usted ha sido la primera es interminable...
R.- Porque ya soy vieja.
P.- O porque ha hecho muchas cosas. ¿Se siente de alguna manera pionera?
R.- Yo la verdad, es que no me siento pionera en nada.
P.- Desde que usted empezó a trabajar ¿Qué ha cambiado más, las leyes o la sociedad?
R.- La sociedad sin duda.
P.- ¿Va usted a la manifestaciones del 8M?
R.- No
P.- Sin embargo es usted muy progresista en tema de familia y en temas de los derechos de las mujeres
R.- A ver... no contribuyo más la igualdad yendo a una manifestación.
Encarnación Roca Trías, Encarna como se la conoce en el mundo judicial, no esconde su orgullo por su defensa de los más desfavorecidos desde que ostenta cargos de responsabilidad: "Yo he trabajado por los derechos de las mujeres y sigo trabajando. Tengo clarísimo en mi mentalidad que las mujeres somos iguales que los hombres, no sólo ante la ley, sin ante la sociedad. Cuando depende de su propio esfuerzo, la mujer llega donde ella quiere llegar. Cuando depende de que la voten otros, la cosa no es lo mismo".
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Y no deja de recordar que la educación lo es todo en la lucha por alcanzar la equiparación de derechos. Una educación que empieza en casa: "Tu educas a tu hijo igual que a tu hija, no hay diferencias. El chaval estará habituado a hacer determinadas cosas porque ya se les ha impuesto de desde pequeño". Encarna concluye la entrevista con una recomendación: "Siempre hay que luchar por los sueños. Siempre".