Vivienda Infrapisos
Un estudiante en Santiago: “Entra agua por la pared, tenemos ratones y los muebles tuvimos que tirarlos porque tenían termitas”
Víctor nos recibe en su salón y la imagen habla por sí sola. Paga 475 euros de alquiler y asegura que marcharse no es una opción: “no hay pisos, los buenos están pillados y los que quedan te dicen que como eres estudiante tienes que aguantar”.
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Santiago de Compostela es la ciudad estudiantil por excelencia en Galicia. Cada curso más de 25.000 estudiantes llegan a la capital y buscar alojamiento se convierte en todo un reto. Los problemas para encontrar una vivienda afectan a muchos de ellos, el estudiante Víctor D´Ambrossi asegura que “los pisos buenos se alquilan enseguida porque son muy pocos, después te tienes que pelear para conseguir algo”.
El problema es cuando ese “algo” se acaba convirtiendo en la casa de los horrores. Víctor lo sabe bien. Cuando llegó a este piso de alquiler, a principios de septiembre, le dijeron que las manchas de humedad de la pared eran meramente estéticas, y que no había ningún problema de filtraciones. Aun así la realidad que se encontró sería bien distinta. “Llegaron las lluvias y las manchas empezaron a crecer, en el salón cae el agua por las paredes y en la esquina ya directamente hay moho”.
Plagas insoportables
Esto ha acabado provocando una grieta que crece y se hace cada vez más preocupante, además de deshacer literalmente los marcos de las ventanas que son de madera. A las humedades se suman una plaga de termitas en los muebles, “tuvimos que tirarlos todos”, y los ratones. “Tenemos a mi gato que nos ayudó y creo que ese problema está controlado, pero sí entraban”, asegura Víctor.
Sin soluciones
La respuesta que le da su casero es que intentará ponerle solución, se responsabiliza aunque por ahora no ha movido ficha. Con todo, Víctor no quiere poner el foco solo en su piso, si no en el problema general que supone para todos los estudiantes. “Casi todos los pisos se han convertido en alquileres turísticos y los que quedan para estudiantes son los peores y los que ya no arreglan”, explica, “muchos llegan aquí con apenas 18 años en su primer piso de alquiler y no saben ni los derechos que tienen, hacen con nosotros lo que quieren”.
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Para muchos vivir en estas condiciones sería impensable, pero lo cierto es que, ante la falta de alternativas, ni Víctor ni sus dos compañeros tienen entre sus planes dejar el piso por el momento, “es que no hay posibilidad de encontrar otro piso donde vivir este curso”.
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