Refugiados ucranianos
La familia de Tatiana abandonó Ucrania el día que empezó la guerra y pronto abrirá un negocio en España
Han cambiado Kyiv por la pequeña localidad asturiana de San Juan de la Arena. Con su pequeño negocio dará trabajo a dos compatriotas.
Cuando empezaron a caer las bombas Kyiv, Tatiana ya tenía preparada su maleta y la de sus dos hijas. Subió al coche y recorrió carreteras secundarias hasta la frontera con Rumanía. De ahí hasta Bulgaria, donde la esperaban algunos familiares de Valentin, su marido. Un mes después decidió volar hasta España, donde ya tenía algunos contactos conseguidos a través de las múltiples redes de ayuda al pueblo ucraniano. Acabó recalando en San Juan de la Arena, una localidad asturiana conocida como “la capital de la angula”. Y es aquí, en una población de 1.300 habitantes donde está rehaciendo su vida.
Sus hijas Ana y Polina están totalmente integradas en el colegio, y ahora su marido también está en casa. Valentin aún no habla castellano y regresa recurrentemente a Ucrania para llevar ayuda humanitaria. Nos cuenta que al formar una familia numerosa, le está permitido salir del país. Allí permanece Bogdan, el hijo mayor de la pareja: “cada día hablamos con él. Cuando empiezan los bombardeos, nuestra conversación normal es… ¿dónde estás, ya has bajado al metro?”. El metro de Kyiv es el refugio antibombas más usado.
Tatiana se siente arropada por los vecinos del pueblo. Ha conseguido un alquiler de 400 euros, muy por debajo del precio de mercado.
"Tati" es uno de sus vecinos asturianos, el que alojó a esta familia en su casa antes de que consiguieran el piso donde ahora viven. Les visita como cada día para ver si necesitan algo y Tatiana le muestra un sobre que acaba de llegar con el membrete del Principado de Asturias. “Son muy buenas noticias. Ya sois titulares del negocio. Yo creo que la apertura de vuestro bar está ya cerca”.
Y es que esta familia que apenas lleva 11 meses en España va a abrir un local en Oviedo. Aún mantienen su negocio de comida congelada en Kyiv pero no saben cuánto durará, así que han decidido abrir un bar en España y probar suerte. Pueden permitirse arriesgar unos 6.000 euros. “es muy duro, pero es una experiencia interesante”. Darán trabajo a dos compatriotas. La ucraniana es una comunidad muy volcada en los suyos.
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Las pequeñas de la familia son el principal motivo por el que esta familia acabó en España. Su intención es regresar a Ucrania cuando sus hijas corran ningún peligro allí pero reflexiona lacónica, “no podemos imaginar cómo va a acabar esta guerra”.