"Hoy echo a mi 'inquiokupa'": Albert recupera su casa tras meses viviendo en la calle

Ante las desesperadas circunstancias a las que le llevó el impago de su inquilino, Albert se vio sin hogar, viviendo en la calle. Decidió instalarse en una tienda de campaña frente al Ayuntamiento de Ribes de Freser, municipio de la provincia de Girona.

Meses de protesta de Albert, que ya confesó que sus ingresos estaban derivados de una pensión de unos 600 euros y la mitad de ellos los tenía que emplear en pagar las facturas de luz o agua del 'inquiokupa'. Con la cantidad que le quedaba, no podía vivir en condiciones, afirmaba.

"Tengo todo el optimismo del mundo"

La mañana de este jueves frente a la vivienda se encontraban miembros de los servicios sociales del ayuntamiento. Esperaban la llegada de la comitiva judicial que procedería al lanzamiento del desahucio poco después. La impaciencia de Albert quedaba en un segundo plano debido a la actitud positiva de Albert, que confiaba en tener en su poder de nuevo las llaves de su casa: "Recupero mi casa de una vez".

El habitante del inmueble de los últimos meses mostraba en otras ocasiones una agresividad excesiva, sin embargo desde la noche de ayer, mucho más tranquilo, se le ha visto sacando todos sus enseres de la vivienda, lo que apuntaba a que la abandonaría sin presentar resistencia. Eso sí, al ver a Albert ha vuelto a dirigirse a él de forma nada amistosa precisamente: "Como cada semana, cada día. Esto ha sido constante durante todo este año, día tras día".

Temores por el estado de la vivienda y las amenazas

Desde que decidió tomar medidas para recuperar su casa y su calidad de vida, Albert ha sido testigo de la suciedad, fuertes discusiones y estruendos que provenían del interior de la vivienda, y que le hacían temer por el panorama que se encontraría en su interior.

Sin embargo volvía a aflorar el optimismo de Albert, que confesaba que su intención era realizar unas pequeñas remodelaciones en la casa para cuidar de su madre en ella: "Tampoco sería un desastre inmenso si me lo encuentro destrozado".

Respecto a los insultos, o a que el inquilino pueda cumplir sus amenazas asegura que podría defenderse - se entiende que judicialmente -, pero que no lo hace por un motivo claro: "Tenemos esta justicia en este país que no nos protege mucho a los propietarios, protege más a los okupas".

Llegaba el cerrajero en pleno directo.

Lágrimas de emoción

Pasado un rato, el programa recuperaba la conexión con Girona. El okupa se alejaba por la calle acompañado por los profesionales del ayuntamiento y los juzgados. Albert posaba frente a la cámara con las llaves de su casa en la mano, deseando regresar a su interior y evaluar su estado.

Al regresar a la vivienda Albert no podía contener las emociones y las lágrimas le caían por la cara: "Es brutal", expresaba.

No estaba en muy malas condiciones, pero la suciedad era abundante pese a las numerosas bolsas de basura que habían sacado ya de su interior, y la luz no funcionaba: "Bueno, ya lo solucionaré".

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