Lo que saben los porteros
Las inmobiliarias recurren a los porteros para acceder a información privilegiada sobre pisos
Agentes inmobiliarios tienen a cientos empleados de finca urbana en agenda. Les compensan con regalos o pagos en metálico.
Nada de lo que ocurre en su escalera escapa a su conocimiento. Conocen cada palmo del bloque, desde el sótano hasta el ático. Viven en un piso de la misma finca donde trabajan sus 8 horas diarias, en apartamentos más o menos habitables pero distintos al de sus vecinos y jefes. Muchos han "heredado" el puesto de sus padres, que también fueron porteros en el mismo portal. Pero manejan información: cuando un piso queda vacío o los herederos tienen intención de sacarlo al mercado, lo saben antes que nadie. Y esto es oro para las inmobiliarias.
"Lo más habitual es pagarles entre 1.000 y 2.000 euros por su amabilidad y por ponernos en contacto con el propietario"
Los porteros de toda la vida van escaseando. Son personajes propios del paisaje de los barrios con mayor poder adquisitivo, esos en cuyos portales no se cuelgan carteles de "se vende". Raúl es "captador inmobiliario" en la zona más exclusiva del madrileño barrio de Salamanca. Es fácil colegir que su trabajo consiste en buscar pisos y sacarlos al mercado antes que la competencia. Asegura que cuenta con una agenda de 350 o 400 porteros. "Intentamos que ellos estén a gusto con nosotros", nos cuenta cuando le preguntamos por la "contraprestación". Raúl admite que les paga con una parte de su comisión cuando consigue una venta: "lo más habitual en esta zona está entre 1.000 y 2.000 euros, por su amabilidad y el contacto con el propietario".
Los agentes inmobiliario tienen en agenda hasta 1.000 porteros para obtener información
Francisco es portero desde hace casi 3 décadas. Trabaja en la misma finca donde lo hacía su padre. Asegura que son las agencias las que se acercan a ellos, y que el pago que suelen ofrecerles está entre los 1.000 y los 1.500 euros. Eso sí, él admite que sólo una vez, hace años, consiguió ese sobresueldo sin factura: "sí, me entregaron 1.000 euros". José Luis, otro empleado de finca urbana admite que "somos los primeros que nos enteramos de todo". Cuando le preguntamos si es cierto que las inmobiliarias les ofrecen dinero por información, su respuesta es evasiva: "he oído que sí".
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Eduardo Molet, un clásico del sector en Madrid, no habla de dinero pero sí de "regalos". Cuenta con una red informadora de 1.360 porteros: "Para mí son ante todo amigos. Les ofrezco mi amistad, y los llevo a capeas, a fiestas, les felicito su cumpleaños, los hago un regalo por navidad…". 1.360 amigos que le ofrecen a cambio información del bloque, como a cuánto se ha vendido tal piso o tal otro. Propina, comisión, regalo… en cualquier caso un complemento al sueldo base de 713 euros al mes, casa incluida.