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ASÍ ES LA HIPÓTESIS POLICIAL
Los investigadores reconstruyen las últimas horas de Asunta
Sábado 21 de septiembre. Tres de la tarde, Asunta come con sus padres adoptivos. Lo hacen en casa del padre en la calle Republica Argentina del centro de Santiago de Compostela. Según la investigación durante la comida la suministran a la niña una buena dosis de los medicamentos que Rosario Porto toma para tratar el estress y la ansiedad.
En torno a las cinco y media, Rosario y la niña, regresan a su casa apenas a 25 metros de distancia. Media hora más tarde, la madre de Asunta va al garaje en busca de su coche. Un lujoso mercedes 190 de color verde. Alguien, según la investigación, presuntamente el padre, ayuda a bajar las escaleras a la niña que ya empieza a notar los efectos de las pastillas.
Son las seis y cuarto de la tarde cuando la cámara de una gasolinera graba la imagen del vehículo. Lo conduce Rosario, en el asiento del acompañante, viaja Asunta. El coche circula en dirección al chalet familiar de Montouto, a 5 kilometros de Santiago. En las imagenes no se ve al padre. Los investigadores creen que o bien iba escondido o usó su propio coche para llegar.
En el recorrido invierten un cuarto de hora. Al llegar Asunta ya podría estar completamente sedada y Rosario podría haber necesitado ayuda para introducirla en la casa, pero nadie lo ve. El muro y la densa vegetación del lugar lo mantienen invisible. La niña es atada de pies y manos con una cuerda naranja usada habitualmente para empacar paja. Lo hacen con cuidado de dejar ropa debajo de las ligaduras para no haya marca alguna de violencia. Segun los forenses, Asunta murió entre siete y ocho de la tarde. Lo hizo por asfixia. Alguien le tapa la nariz y la boca hasta que deja de respirar.
En ese momento aún es de día, por lo que los autores del crimen permanecen en la casa una hora más. En torno a las nueve, la oscuridad ya es completa. El coche sale del chalet, presuntamente en el maletero viaja el cadaver de la niña. Rosario Porto se cruza con una vecina. Le dice que va apurada porque tiene que ir a buscar a Asunta que se ha quedado haciendo los deberes en Santiago. Hay 4 kilómetros hasta su destino final, una pista forestal del municipio de Teo.
Nadie ve al padre entrando o saliendo, pero los investigadores creen que alguien tuvo que ayudar a la madre a trasportar los 42 kilos de Asunta, hasta la cuneta, porque no hay indicios de haber arrastrado el cuerpo. Lo depositan con cuidado en el suelo y regresan a Santiago. A las diez y media llaman a la policía y presentan una denuncia por la desaparición de Asunta.
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