Inquiokupación
Una mujer pide limosna para pagar y mantener a su inquiokupa y su hija: "Yo a mis niñas no puedo darles nada"
Amaia no puede más. Cobra 907€ pero lleva desde noviembre manteniendo a su inquiokupa, y apenas le queda dinero para atender a sus hijas: "Ni un céntimo me queda para aportar yo en mi casa"
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Amaia está en una situación desesperada. Ante la negativa de su inquilina de pagarle el alquiler, no le ha quedado otra alternativa que manifestarse. Desde hace dos días va frente al ayuntamiento de Portugalete, ciudad donde está pasando este conflicto, portando una pancarta con este lema: "Cobro del paro 907€ para que mi inquiokupa (trabajando) y su hija (estudiante de la universidad) vivan a costa de lo que mis 3 niñas necesitan y yo no se lo puedo dar".
La mujer, con la que ha hablado un equipo de Más Espejo, dice que necesita urgentemente que la ayuden a echar a la inquiokupa de su casa. "Aquí me veo con una pancarta porque no sé cómo reivindicarme de otra manera, no sé qué hacer". Pero el problema de Amaia va más allá, según denuncia: "Está en la casa que tanto me costó sacar adelanten y me sigue costando, y la que yo tengo que pagar para que ella y su hija vivan. Y sin embargo yo a mis niñas no puedo darles nada. Ni un céntimo me queda para aportar yo en mi casa".
¿Cuándo dejó de pagarte el alquiler?
Amaia relata que nunca cumplió con los pagos, ya que desde el primer mes, en noviembre del año pasado "le costó pagarme. Ha sido una odisea, ha sido muy duro". Pero su situación no es única: "Por eso he decidido salir a la calle y reivindicar porque somos muchas personas en la plataforma de afectados por la okupación. Tengo muchos compañeros que lo están pasando tan mal o peor que yo", confiesa.
El calvario de Amaia no acaba aquí. Las dos veces que han intentado desahuciar a su inquilina, se han truncado. "La primera porque ella pidió la justicia gratuita en el último momento. Eso lo paralizan para que no haya una indefensión. Y la segunda ha presentado que se operó y que tiene una matrícula de la universidad de su hija".
¿Qué dice la inquiokupa?
Amaia no se está acercando a la vivienda porque teme que la inquiokupa la denuncie por coacciones. El equipo de Más Espejo sí que ha acudido, pero le han abierto la puerta. Y Amaia no puede más: "Soy mujer y quiero ser independiente, siempre lo he sido. ¿Por qué no me dejan serlo? ¿Por qué me castigan siendo trabajadora obrera, honrada, que me he dedicado a pagar mi pisito humilde, que es un cuarto sin ascensor?"
Y es que, según cuenta, con la baja pensión que tiene ni siquiera ha podido costear la vuelta al cole de sus hijas, porque los gastos de ese piso se han comido todos sus ingresos. La situación de Amaia solo la tienen el 0,8% de los caseros en España. Sin embargo, según explica nuestro colaborador Ángel Antonio Herrera, "estos episodios son residuales, lo que ocurre es que hacen mucho ruido, y pocos episodios como este nos hacen presentir a muchos que podemos vernos en esta misma situación. Por lo tanto, la percepción psicológica del problema es mucho más grande que el problema en sí".
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¿En serio te vas a pedir limosna?, le preguntó su madre al salir de casa, pero Amaia no se achantó: "Y con la cabeza bien alta, estoy en el lado correcto, ama". ¿Se tomarán medidas efectivas para acabar con esta situación? ¿Hasta dónde pueden aguantar los propietarios que sufren esta lacra?
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