Varios padres denuncian casos de acoso sexual en el centro de menores de Picón del Jarama. Un menor de 14 años alertó a su madre que estaba siendo acosada por un educador.
"A mi hijo le tiran contra el suelo, le cogen dos vigilantes y le retuercen el brazo hasta arriba", asegura una de las madres. "Mi hijo me ha dicho que le dolía la clavícula", continua. "Le pregunté si lloraba o gritaba y él me respondió: "Sí mama, pero es que siguen haciéndomelo".
"Un día en una visita le veo con la mirada al revés. Le pregunté y no me contestó nada", dice resignada una de las madres. Esta mujer asegura que a su hijo le daban cuatro pastillas diarias de Diazepam y que le estaban pinchando cada 15 días Risperdal (un medicamento potente para esquizofrénicos muy violentos. Y este niño no tiene esquizofrenia, según afirma su madre.
"Llevo con los mismos calzoncillos tres días", asegura uno de los niños. "La celda de castigo tiene una ventana con rejas muy pequeñas y la cama esta con hierros sujetada directamente al suelo".
Hay menores de 17 años que quieren ir a cárceles de mayores. "Mi hijo se autolesionó en los muñones porque pega puñetazos en las paredes y en las puertas. Cuando le preguntó que por qué hace eso, me dice que es porque no quiere estar ahí.Incluso fuimos al Gregorio Marañón y el niño le pidió a la doctora que le dejara ingresado allí. Se levantó la piel del brazo pero porque estaba encerrado entre cuatro paredes. Mi hijo asegura que ya no aguanta allí, dice que es capaz de hacerse algo. Yo le he dicho a los educadores que se preparen si a mi hijo les pasa algo". Es el testimonio de una madre.
Un trabajador del centro Nuestra Señora de Lurdes defiende el testimonio de Cecilia. "Un sábado vi como un educador agredía a uno de los hijos de Cecilia. Llamé a la dirección de guardia y presente un escrito que no me lo admitieron. El sabado también vivimos una situación dramática. El niño estaba asustado después de la paliza.
"Le dijeron al inspector de mi empresa que yo había presentado un escrito en relación a un educador". Extraoficialmente le dijeron que los educadores eran una mafia y que irían a por él. Oficialmente presentaron una queja diciendo que se inmiscuía en sus funciones y que aunque era un buen vigilante, no encajaba ahí después de haber estado siete años trabajando.