"El día que venía tu familia a verte te vestían de gala y te revisaban hasta los dientes, como los caballos", recuerda Liberia. "Al cabo de unos días desaparecía una del grupo y es porque la había elegido una familia". Un día la elegida fue ella. La superiora de la Casa Cuna de Tenerife, Sor Juana Alonso, se lo comunicó. "Me dijo que iba a ver a mis papás. Yo le dije que tenía a mi mamá aquí, a lo que ella me respondió que me dejara de historias que iba a hacer un viaje muy largo".
Liberia tenía 8 años. Hoy, la superiora de la Casa Cuna que la dio en adopción sin el consentimiento de su madre biológica dice haber olvidado su caso. Suplicó volver con su madre, pero nadie la escuchó. A los 30 años, descubrió que su familia biológica la estaba buscando y, por fin pudo abrazar a su verdadera madre.
A los 97 años, sor Juana Alonso afirma, en declaraciones a nuestro programa, no conocer a Liberia, "no recuerdo haber dado en adopción a niños mayores. Lo que le aseguro es que allí no entró ni un céntimo". Sobre las acusaciones de malos tratos, sor Juana reconoce que "ahora hubiera hecho cosas de otra manera. Nunca se maltrató a ningún niño. la única que podía dar azotes a quien se lo mereciera era yo y sí di algunos. Hoy no lo haría". La madre superiora de la casa cuna en aquellos años desmiente con rotundidad los abusos sexuales de los que se han acusado "nunca jamás pasó nada de eso".
"En la Casa Cuna no se produjo ninguna adopción ilegal y se puede comprobar en los archivos del Cabildo de Tenerife", dice sor Juana. "Si la madre no se presentaba en tres años, perdía los derechos sobre el niño. Pero, si un niño recién nacido nosotros teníamos moralmente la certeza de que nadie lo iba a reclamar, provisionalmente lo dábamos en adopción", sentencia la religiosa.