Al padre que ha matado a sus 2 hijas en Almería le quedaban 3 semanas para ir a juicio por maltratar a la madre

Un hombre de 35 años ha matado a sus hijas de 2 y 4 años en Almería. La mujer y las niñas residían en el municipio de Abla al que la mujer, de 21 años, se había mudado huyendo de los malos tratos del padre de las pequeñas. Javier, alcalde de Abla, cuenta que esta mujer llegó aquí hace 2 años para refugiarse de las amenazas y el maltrato que sufría por parte de su expareja.

En el pueblo sabían que esta madre había sido maltratada porque lo manifestaba así a su entorno cercano. Antes de establecerse por sí misma había estado incluso en una casa de acogida con las pequeñas. Una amiga que vivía en Abla le aconsejó que se trasladara a la localidad para empezar de cero con las pequeñas. "Llevaba unos 2 años con nosotros, se la veía feliz, con su pequeño trabajo y sus hijas. Esporádicamente trabajaba en una cafetería de la localidad. Todos la conocíamos y todos la tratábamos", asegura el alcalde.

Quedaban 3 semanas para que se celebrara el juicio por violencia de género

Esta madre se separó después de muchas palizas por parte del padre de las niñas. Una de las últimas agresiones tuvo lugar cuando estaba embarazada de su segunda hija. El maltratador, que se quitó la vida después de matar a las niñas, llevaba una pulsera antimaltrato y estaba incluido en el sistema Viogen contra la violencia de género. Quedaban 3 semanas para que se celebrara el juicio por malos tratos.

Aunque el juez le había prohibido el régimen de visitas hacia sus hijas, este se había retomado por un acuerdo mutuo entre los padres. En este acuerdo se estableció que el padre podía estar con las pequeñas los sábados y domingos de 12 a 18.00.

"Se debería estudiar si el mutuo acuerdo es un recurso válido cuando hablamos de vilencia de género"

Teresa Peramato, fiscal de sala de la violencia contra la mujer, ha analizado el caso en Espejo Público. Explica que este hombre consigue ver a la niñas gracias a un acuerdo mutuo con el visto bueno del juez. Se le atribuyó la custodia a la madre y no se estableció régimen de visitas porque el fiscal se opuso.

Después las partes acuden a un procedimiento civil donde se ratifican las mismas medidas. Llegados al acto de la vista las partes alcanzan un acuerdo al que no se opone el fiscal. Se establece un régimen de visitas muy restringido, de 6 horas sábados y domingos a practicar con entregas y recogidas en el punto de encuentro. El padre se las lleva y las tiene que devolver en el punto de encuentro. Llega un momento en que dejan de usar el recurso del punto de encuentro. Este régimen de visitas se practica desde marzo de 2023 hasta ahora y llega un momento en el que ocurre este terrible hecho.

Se plantea la fiscal que se estudie si el mutuo acuerdo es un recurso válido en la violencia de género en la que víctima y agresor se encuentran en una situación de desequilibrio. "El mutuo acuerdo sí es válido y es difícil oponerse porque tienes que exponer razonamientos. Es muy difícil que un fiscal se pueda oponer a no ser que el acuerdo en sí mismo suponga un peligro para los menores", explica la experta.

"En este caso oír a los niños era imposible"

La ley actual prevé que en el procedimiento de familia la regla general es no establecer un régimen de visitas y si existe suspenderlo cuando hay un progenitor imputado por violencia de género. La propia ley plantea que se pueda establecer el régimen oyendo a las menores o en su caso a las personas con discapacidad En este caso oír a los niños era imposible. "El juez puede acordar el mantenimiento de un régimen de visitas pero la ley le obliga a decir cómo se tiene que practicar el régimen", explica.

Reconoce Peramato que "a toro pasado" es más fácil analizar la situación pero que a todas luces "hemos fallado, ha fallado el sistema". "A toro pasado es fácil decirlo pero el mecanismo del mutuo acuerdo en estos casos se debe estudiar".

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