Atraco a mano armada
Los peligros de ser repartidor: un pedido a domicilio convertido en violento crimen
Lo que parecía ser uno más de los muchos pedidos que recibe normalmente cualquier restaurante de una conocida cadena de comida rápida a domicilio, se tornó en una de las peores experiencias para uno de sus trabajadores.
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Habitualmente los teléfonos no dejan de sonar en un local de este tipo, especializado en pizzas. La inmensa mayoría de la comida que cocinan está destinada a envíos a domicilio, o como en este caso, a prácticamente cualquier localización razonable donde la solicite el cliente.
En una de las decenas de llamadas recibidas, un supuesto cliente realizó un pedido de lo más normal, eso sí, con una petición que no es habitual. El individuo dijo necesitar cambio para un billete de 200€ para poder pagar la pizza y dos refrescos, que había solicitado le enviasen a la estación de tren de Cártama, en Málaga.
Buen trabajo, mal resultado
Pese a que por política de empresa, los repartidores no llevan grandes cantidades de dinero, el establecimiento decidió satisfacer la necesidad expresada por su cliente.
El pedido de ese individuo resultó ser tan falso como su necesidad de cambio.
Un robo planificado
De camino al lugar donde debía ser entregado el pedido, el repartidor se vio sorprendido cuando le recibieron portando un cuchillo de cocina de grandes dimensiones para amenazar y tratar de hacerse con el dinero que llevaba encima el trabajador. Después, el supuesto cliente trató de atropellar al repartidor, se produjo un forcejeo y el agresor llegó a lanzarle la citada arma blanca.
Repartidor: ¿Profesión de riesgo?
Fernando es repartidor desde hace tiempo y compartía en Espejo Público su experiencia profesional como tal. El hombre niega que le hayan atracado, sin embargo sí confesaba haber sido agredido en más de una ocasión.
"Sobre todo los fines de semana, la gente va pasada"
Aunque el tráfico supone uno de las principales y más recurrentes amenazas para su sector profesional, Fernando dice que en múltiples ocasiones los clientes piden bebidas alcohólicas y al recibirles "ya están borrachos", lo que representa un foco de problemas.
Pedir para robar
Los intentos de robo como este no serían una excepción. El repartidor continuaba explicando que uno de los objetivos de los amigos de lo ajeno es una de las herramientas con las que trabajan: la bici eléctrica, que es de gran valor económico. Por ese motivo Fernando aseguraba que se ha encontrado con varios casos de compañeros que se han enfrentado a atracos preparados de "gente que pide para robarte la bicicleta".
Tres frentes abiertos
Fernando enumeraba los tres grandes enemigos de un repartidor. Seguro que comparten alguno con aquellos quienes tienen que trabajar constantemente yendo y viniendo de un lugar para otro:
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- Falta de seguridad y exposición al usuario: "La mayoría son buena gente, pero hay mala gente también y tienen poder sobre nosotros al valorarnos".
Un peligro añadido
Al ser preguntado por si, contra lo que pueda pensarse en un principio, los repartidores son víctimas frecuentes de acoso sexual por parte de los clientes, Fernando responde con rotundidad y asegura que él mismo lo ha sufrido: "Sobre todo a las compañeras les pasa muchísimo".
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