Profesiones de riesgo
El peligroso oficio de los percebeiros: "Ya he visto a tres compañeros morir"
Arriesgando la vida sobre rocas azotadas por el mar, los percebeiros desafían la naturaleza para recolectar uno de los mariscos más cotizados: el percebe.
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Armados con herramientas de hierro, los percebeiros pasan intensas horas sobre las rocas, arriesgando su vida en cada zambullida y ascenso. Para muchos, este oficio se asemeja más al de un escalador extremo que al de un mariscador tradicional.
La rentabilidad del percebe es innegable. Tres kilos pueden venderse por 250 euros en lonja, y en ciudades como Madrid o Barcelona el precio asciende a 400 euros el kilo. Sin embargo, los riesgos son altísimos. “Muchísimo peligro, muchísimo viento. Dos compañeros se han muerto”, lamenta un percebeiro. A pesar del peligro, el atractivo de la libertad pesa más que el miedo: “No tengo ningún jefe que me diga lo que tengo que hacer”.
El furtivismo es otro problema. “Nosotros pagamos licencia, seguridad social e impuestos; los furtivos no”, denuncian. Además, la falta de relevo generacional pone en peligro esta profesión, pues pocos jóvenes quieren arriesgarse.
"No puedes tener la idea de la muerte en la cabeza porque sino no vendrías"
Aun así, muchos siguen viendo en esta dura labor una forma digna de vida. “Millonario no soy, pero sí te sacas un sueldo digno”.
El oficio de percebeiro es más que un trabajo, es una forma de vida que, como dicen quienes lo practican, “tienes que vivirlo para entenderlo”.
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