Suicidio

"No podía más y decidí tirarme a las vías del tren. No pensé que sobreviviría": Iván intentó suicidarse tras cinco años con depresión

Hace solo siete meses que quiso quitarse la vida y ha perdido las dos piernas. Lucía intentó suicidarse cuatro veces. A través de la ingesta de pastillas en tres ocasiones y precipitándose desde un cuarto piso la más reciente. Son supervivientes de intentos autolíticos. Hoy, cuentan su historia.

Suicidio en jóvenes

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La sonrisa de Iván desmonta abruptamente la escena que esperábamos antes de poner rumbo a Valencia para conocerle. El pasado 3 de julio, este joven de 32 años se levantaba de la cama con un plan que condicionaría su vida para siempre. Afortunadamente, no para perderla. Cinco años arrastrando un depresión por no haber sabido encajar la muerte de su abuela le sumergieron el las oscuridades más profundas de una enfermedad mental, el suicidio. No lo pensó demasiado. Se arrojó a las vías del tren cuando este estaba a punto de pasar. "Le dijeron a mi familia que corriesen a despedirse de mí porque ya no iban a verme más. ¿Quién sobrevive a eso?".

La esperanza puesta en el baloncesto

Iván es consciente del milagro. Postrado en una silla de ruedas por la amputación de medio cuerpo tras varias operaciones, fija la vista en una canasta que le queda más alta que nunca. Allí, en esas redes, encuentra su salvación. "Perdí las dos piernas pero he ganado una vida". Sin salir de nuestro asombro tratamos de entender la compleja paradoja que quiere transmitirnos. Ahora, discapacitado, vive mejor. Ha perdido el miedo al paso de la vida. La depresión le había devorado. "Todo el mundo parece que te entiende pero llega un punto en el que la gente se cansa. Es la peor sensación del mundo. Quieres contar lo que te pasa pero te da miedo contarlo". Tira y encesta. Punto para la esperanza en el marcador de la vida.

"No puedo más, me rindo"

Lesión medular, cojera, vejiga neurógena, sondajes intermitentes, pies catastróficos... La nueva vida de Lucía. Tiene 21 años e intentó morir con dieciséis. Hasta en cuatro ocasiones. Escribía mensajes a sus amigos para despedirse de ellos. Adiós. No puedo más, lo siento mucho. "Lo veían como una llamada de atención pero realmente era un grito de auxilio". Una relación dañina con su primera pareja donde experimentó el acoso, el chantaje y la persecución le llevó a llorar día y noche. En plena formación de la personalidad y la identidad, esta joven experimentó una crisis personal que desembocó en la ingesta de pastillas. Tres veces seguidas. "Lo que sientes es una desesperanza muy grande, ganas de rendirte. La única forma de conseguirlo definitivamente era tirándome". Hiela el aliento escuchar cómo quiso poner fin a una vida adolescente precipitándose desde un cuarto piso. Era la única salida que encontraba al dolor perenne. "Lo que tú quieres no es morirte en sí, quieres dejar de sufrir. Morir es un medio para conseguir ese fin". Lucía ahora estudia psicología, pues quiere ayudar a aquellos que puedan pasar episodios similares. Parece 'celebrar' el sinfín de secuelas físicas porque pudo volver a abrazar a sus padres, a los que está eternamente agradecida por la paciencia y los cuidados. Pensaba que esta intención suicida iba a acompañarle de por vida. Al igual que Iván, reconoce no haber vuelto a tener estos pensamientos y 'estar curada'.

La ayuda y el sistema

"Era evitable. A mí me tenían que haber protegido de mí misma porque yo me estaba poniendo en riesgo constantemente". Lucía tiene la sensación de que el suyo fue un flagrante caso de fracaso del sistema sanitario. "No me ingresaron desde el principio. Pasé tres veces por el hospital por la ingesta de pastillas. Bajaba un psiquiatra a hablar conmigo y luego me iba a casa". La pasada semana Sanidad aprobaba el Plan de Acción para la Prevención del Suicidio 2025-2027, cuya hoja de ruta tiene como objetivo reducir y prevenir la conducta suicida en la población, con especial atención en los grupos más vulnerables. Desde el ámbito de la sanidad pública queda camino por recorrer. También en la conciencia social. Pedir ayuda en el momento oportuno. "Un fallo mío fue no pedir ayuda. Yo siempre he pensado que podía con todo. Una vez ha pasado esto me pregunto: ¿Y si hubiera pedido ayuda antes?" Cuestiona así Iván su forma de actuar ante esa inseparable depresión que le acompañaba durante tantos días de su vida. El 024 es el teléfono de prevención. Prevenir para salir a flote. La oscuridad se torna opaca si no encontramos una mano que apretar o las palabras adecuadas de aquellos que nos quieren escuchar con fines terapéuticos. El suicidio no es una opción. Iván y Lucía rompen una suerte de pacto de silencio en el camino de la normalización de un histórico tabú que cuenta las víctimas anuales en miles (4.116 en 2023). El (pos)suicidio como ejemplo de esperanza. Gracias a ambos por apostar por la vida.

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