La policía busca ahora un doble asesino suelto

Eran las 14:30 del lunes, el abuelo de la niña acudía al domicilio tras comprobar que la pequeña de siete años no había ido al colegio y su padre tampoco había acudido al lugar de trabajo. Al llegar se encontró con los cuerpos sin vida de ambos con evidentes signos de violencia.

24 horas tardaron en proceder al levantamiento de los cadáveres. Desde un principio se pensó que se trataba de un parricidio, el matrimonio estaba en trámites de separación, pero tras realizar las autopsias esta primera hipótesis se descarta. Los cuerpos presentaban numerosas puñaladas por arma blanca, estaban en cuartos diferentes, cada uno en su cama. La autopsia indica que el padre no pudo provocarse a sí mismo tales heridas, además al parecer murió antes que la pequeña. Tuvo que ser una tercera persona la que cometió el crimen, pero ¿quién quería acabar con la vida de ambos? No hubo indicios de robo en la vivienda y nadie forzó la puerta para entrar, esto unido al gran número de puñaladas que recibieron las víctimas apunta a un móvil personal.

En el pueblo aseguran que era una familia muy querida, sin problemas aparentes, los vecinos no se explican lo sucedido ni entienden quién pudo cometer tal atrocidad.

Los agentes tienen abiertas varias líneas de investigación y aseguran que no quieren entrar en especulaciones. La vivienda continúa acordonada y por el momento no hay ningún detenido. Ahora el teléfono móvil del padre está siendo inspeccionado, rastrean los últimos mensajes, sus últimas llamadas. Una investigación que no descarta ninguna hipótesis y que rodea el entorno laboral del padre.