Sexualidad

Las prácticas sexuales extremas que pueden acabar en delito: "La Policía me pilló con un tío de 2 metros en el maletero"

Espejo Público habla con la dominatriz Silvia Tigretona sobre las prácticas sexuales más extremas que rozan la ilegalidad.

Prácticas sexuales extremas.

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Espejo Público ha abordado la llamada a la policía de una vecina de Marratxi (Mallorca) que creía estar presenciando el secuestro de una mujer en el interior del maletero de un vehículo. "El pasado viernes me fijé en un chico que estaba metiendo algo en el maletero de un coche azul. En el interior había unas piernas que parecían de mujer. Había una cuerda alrededor de las piernas. Llamé al 112 para evitar el secuestro. Llegó la Policía local y sacaron a la chica del maletero", explica la testigo.

Lejos de ser un episodio violento, sus protagonistas explicaron que todo se trataba de un juego sexual. Los hechos tuvieron lugar en una calle principal del municipio de Marratxi. Cuando llegó la Policía la mujer les dijo que eso le ponía y era un juego sexual entre la pareja consentido y acordado por ambas partes. La trama partía de un juego de rol entre ambos.

Según el relato de esta vecina que llamó al 112 está todavía en shock y no puede creerse que lo que presenció no era real."Empecé a gritar y me encerré. Cuando la Policía me contó la verdad, no me lo creía", relata.

"Estas bromas pueden derivar en diversos delitos"

Serafín Giraldo, inspector de Policía, señala que estas bromas pueden derivar en diversos delitos y además aumentan por estos días. "Ahora se viven amenazas terroristas en la zona de Levante. Estas bromas pueden convertirse en diversos delitos. En este caso se está creando una falsa alarma y se activan los servicios de emergencia", señala. En este caso a este hombre se le podría acusar de crear una falsa alarma tal y como explica Giraldo.

Las prácticas sexuales de la dominatrix Silvia Tigretona

Espejo Público habla con la dominatrix 'Silvia Tigretona'. Cuenta que ha llevado a cabo esta práctica en varias ocasiones. Sabe que roza la ilegalidad por la alarma social y no puedes llevar a nadie en el maletero pero mucha gente obtiene el placer en este momento. "Me lo han pedido hombres y mujeres. El método tiene que ser seguro, sensato y consensuado".

A ella misma le ha pasado y todo ha quedado "en un sustito o unas risas con la Policía". "Cuando se habla con la Policía siempre que la otra persona dice que es algo consensuado pues se queda ahí", mantiene.

Esta profesional del sado cuenta con una mazmorra en el campo donde lleva a cabo todas las prácticas para intentar que nadie la vea. "El morbo de que sea algo fuera de la mazmorra se pide mucho".

Sus clientes le han pedido encierros como si fueran presos de Guantánamo y una vida muy similar estando a pan y agua durante días. Recuerda que en un momento le paró la Policía cuando llevaba un señor de más de 2 metros en el maletero. Explica que muchas veces en estas prácticas no hay nada de sexo, solo hay gente que obtiene el placer en situaciones de dolor o humillación.

Entre sus líneas rojas está la de la escatología, que no incluye entre sus servicios. Confiesa que entre sus clientes hay policías, políticos, banqueros o profesores.

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