Hipoteca inversa
¿Qué son las hipotecas inversas? La solución de muchos mayores para poder llegar a fin de mes
El número de hipotecas inversas se ha doblado en un año. Otra fórmula de aumentar la pensión es la nuda propiedad, es decir, vender la vivienda muy por debajo del precio de mercado a cambio de habitarla de por vida
Rosa supera los 80 y nos abre la puerta de su ático, ese que estaba a punto de pagar por completo después de mucho tiempo de esfuerzo. Como el 90 % de los españoles mayores de 65 años, es propietaria de una vivienda. Pero Rosa anda apurada. Con su pensión de 1.200 euros y teniendo que pagar una hipoteca de 800 de la que aún le quedan unos pocos años, llegar a fin de mes y disfrutar de la vida se hace complicado. Por eso ha decidido volver a hipotecarse, pero al revés: recibiendo una renta mensual de 1.000 euros más la letra de la hipoteca, poniendo el piso a disposición del banco. Es lo que se conoce como hipoteca inversa. Ella no deja de ser titular, pero sus herederos deberán hacerse cargo de ese depósito que Rosa va recibiendo cuando ella ya no esté. Ahora Rosa disfruta de una renta mensual de más de 2.000 euros para hacer lo que antes no podía: viajar e ir al teatro.
"Lo único que me da pena es que mis hijos no heredarán el piso libre de cargas, pero son muy generosos y me apoyan", asegura Rosa.
La firma de este producto bancario se ha multiplicado de un año para otro según el Consejo General del Notariado. Si en 2021 se firmaron un total de 197 hipotecas de este tipo, sólo en el primer semestre de 2022 se alcanzaron las 238. Un dato llamativo, pero muy por debajo de las que se firman en otros países europeos. Julián Franco gestiona este producto y reconoce cierto reparo de los mayores cuando piden información: llegan a pensar que puede ser una estafa o que podrían quedarse sin casa, pero se trata de una solución con todas las garantías legales, concluye.
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Otra solución a la que recurren los jubilados escasos de pensión es la venta de la nuda propiedad. Se trata de una venta de la vivienda por un precio muy por debajo de mercado (más bajo cuanto más joven es el propietario, ya que su esperanza de vida es mayor), a cambio de poder vivir en la que siempre ha sido su casa hasta su fallecimiento. Son muchos los inversores, incluso extranjeros que se interesan por hacerse con estas viviendas. Jaim es israelí y ofrece estas viviendas a compatriotas inversores. Asegura que las ventajas son para las dos partes: el comprador adquiere el inmueble muy por debajo del precio de mercado, pues no sabe cuándo podrá disponer de él. El vendedor disfruta de una renta mensual para complementar su pensión y vivirá de por vida en la que siempre ha sido su casa, aunque ya no le pertenezca.