Acoso en el taxi
"No sé a quién contarlo. Tengo mucho miedo": las taxistas de Barcelona piden cámaras de seguridad en sus vehículos
Taxistas barcelonesas nos cuentan las situaciones de acoso y agresiones sexuales que han sufrido en sus vehículos. Aseguran que el 'botón del pánico' que llevan sus vehículos no es operativo.
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“¡Taxi!” … Miriam para a la izquierda de la barcelonesa calle de Numancia y le indicamos que nos lleve a la Sagrada Familia. “¿Cómo está el tema?” Ante la genérica pregunta la taxista no duda en referirse al tema de la inseguridad y las situaciones denigrantes que a menudo padecen las compañeras del oficio. Está muy reciente la imagen viral de un sujeto masturbándose en el asiento de atrás de un taxi mientras la profesional intentaba sacarle, casi a empujones, de su vehículo.
“Es como si te estuvieran escupiendo”
Miriam nos asegura que ella también ha sufrido situaciones similares: “Dos chicos y una chica subieron a mi taxi. De pronto notas un golpeteo contra el asiento y es que la chica les está haciendo una felación. Te sientes como si te estuvieran escupiendo”. Los taxistas barceloneses están obligados a instalar un “botón del pánico” en sus coches que les conecta directamente con el 112. Pero son muchos los profesionales que no confían en este dispositivo. Según Miriam, “sé de compañeros que han pulsado el botón y no ha acudido nadie”. Luchan por que les permitan instalar cámaras de seguridad, un sistema que ahora no está contemplado en la normativa de la capital catalana. “Cuando aprietas el botón sale una operadora preguntando qué problema tienes”, nos cuenta Luz, otra taxista que duda de la utilidad de un sistema que te obliga a describir una situación peligrosa mientras se está produciendo.
El IMT es el organismo que regula la actividad del taxi en Barcelona. No contempla de momento la instalación de cámaras entre otros motivos por preservar la privacidad de los viajeros. “No lo entiendo” confiesa Luz. “Es una grabación que se va borrando. Si tú no tienes ninguna incidencia por la que tengas que acudir a la policía, no usas esas imágenes para nada”. Luz habla en nombre de Élite taxi, la Asociación a la que pertenece. Otras ciudades como Valencia, Bilbao o Madrid sí que autorizan las cámaras siempre que estén conectadas a una central de alarmas, estén identificadas con carteles y se activen únicamente en caso de necesidad.
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“Te pagamos el doble de lo que ganas esta noche si hacemos un trío”
Luz recuerda con rabia la vez que un cliente “me cogió de un pecho. Te sientes impotente. No puedes hacer nada”. Nos muestra una nota de voz de otra taxista que también sufrió a un cliente onanista apenas una semana después del caso viral que les narrábamos hace unas líneas: “No sé a quién contarlo y tengo mucho miedo. Estoy esperando a que llegue la patrulla. Ha subido uno que se estaba haciendo sus cosas. Se estaba masturbando” … El testimonio nos deja mudos. Silvia cuenta que un chico le pidió que le hiciera un masaje y Clara recuerda a la pareja que le propuso un trío pagándole el doble de lo que cobraba en una noche al volante. La soledad del taxi: doce horas diarias en dos metros cuadrados con un desconocido a la espalda. En demasiados casos, viajeros acosadores.
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