Miembro fantasma

"Me quise quitar la vida". Cuando el dolor en un miembro que no existe es insoportable

Conocemos dos casos extremos de afectados por el 'síndrome del miembro fantasma', una dolencia que afecta a más de la mitad de las personas que han sufrido una amputación traumática.

Miembro fantasma.

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Gerardo no echa de menos su pierna porque ésta le recuerda cada día que está ahí. Doliéndole salvajemente. Latiendo ardiente. No importa que la perdiera en un accidente de coche hace ya 36 años. Lleva media vida sin pierna y ese espacio invisible le sigue dando tormento. No soporta el dolor en el tobillo, en el empeine, en los dedos. Pero no tiene dedos, ni empeine ni tobillo. Padece un caso extremo de “Síndrome del miembro fantasma”. Le duele lo que no tiene. Pero cómo le duele.

“Tengo pensado pedir la eutanasia”

Nos recibe en su casa junto a Olga, su mujer y su bastón, valga la metáfora. “Mi dolor es… yo le llamo la ´champion´ del dolor”, explica con un ejemplo abrumador. “Si no fuera porque soy creyente ya me hubiera suicidado. De hecho, si esto no se soluciona tengo pensado pedir la eutanasia”. Olga asiente junto a él. “Lo hemos hablado. Esto hay que vivirlo todos los días. Verle levantarse por la noche y cogerse el muñón como si estuviera dando a luz. Llorando como un niño pequeño”.

Más de la mitad de las personas amputadas tienen molestias en el miembro que han perdido

Acudimos a la consulta del doctor Jiménez en el Hospital 12 de Octubre. Este neurocirujano lleva años tratando a Gerardo. Nos explica que es muy común (más del 50%) entre las personas amputadas sentir dolor o molestias en el miembro que han perdido. Pero lo de Gerardo es algo excepcional que han tratado de paliar de diferentes formas. La última con un electro estimulador implantado en su columna para enviar descargas a un miembro que no existe. ¿Es un dolor real, o psicológico? preguntamos: “Tiene un doble componente. Es un dolor real, aunque no tenga esa parte de la extremidad. Pero tiene un componente psicológico. Como todo dolor crónico, el cerebro lo hace suyo”.

Consumo de opioides

Y vamos con otro dolor: el que genera el consumo constante de opiáceos (con prescripción médica, por supuesto) para tratar de mitigarlo. Gerardo ya probó con parches de Fentanilo, y ahora consume hasta seis pastillas diarias de “Oxicodona”: “Las golosinas mías. Opioides”, asume con sonrisa trágica Gerardo sabiéndose dependiente de esas píldoras, más potentes que la morfina. “Me provoca de todo. Se me está yendo la pelota”.

“Pedimos investigación”

Este caso extremo es excepcional… o quizá no tanto. Julián perdió su pierna cuando le atropelló en el 97 un coche de rally. Casi tres décadas sin pierna y describe su dolor “como si te metiesen un voltaje altísimo en el pie que no tienes. La gente no puede imaginar lo que es. Me quise quitar la vida”. Lo habitual son molestias, cosquilleos, un juego del cerebro recordando lo perdido. Pero lo de Gerardo y Julián es otra cosa: “el miembro fantasma es algo muy complejo. Y se debería estudiar sobre ello”. Lo que siempre piden los que sólo son unos pocos: investigación.

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