"Tengo 200 apartamentos turísticos". ¿Quién le alquila su piso de vacaciones?

Tecleamos en un conocido portal inmobiliario. Buscamos un piso turístico para pasar unos días en Sevilla. Nos gusta el perfil de un posible anfitrión (así se hacen llamar estos efímeros caseros): deportista, amante de su ciudad, de los viajes… lo llamativo es que dispone de casi 200 inmuebles. ¿Un particular? Como él, incontables “propietarios” de decenas de inmuebles, deseosos de compartir su casa, llenan estas páginas. El centro de Sevilla está saturado de apartamentos de uso vacacional. El propietario de una pensión lamenta que “de cualquier cosilla hacen cinco o seis apartamentos”.

No se compran casas para vivir, sino para obtener rentabilidad

Un incesante tráfico de carritos y bicicletas cargados con toallas y ropa de cama circula a diario por el Barrio de Santa Cruz. Los conducen trabajadores como Douglas, que admite que su jefe gestiona más de 60. Desde el final de la pandemia se han abierto más de 2.500 apartamentos de este tipo en el casco histórico de la ciudad. Quizá por el temor a una próxima normativa municipal mucho más restrictiva. Álvaro es arquitecto y está reformando una casa que, en última instancia va a ser para uso particular: “es algo extraordinario, porque en un principio iba a ser para apartamentos turísticos. En el centro no se puede comprar un piso para vivir por sus altos precios. Todo se compra para obtener rentabilidad”.

"De cualquier cosilla hacen cinco o seis apartamentos"

Chiqui es una de las pocas vecinas de siempre que permanecen en el barrio. “Se compran casas y hacen apartamentos para el turismo en vez de vivir en ellos. Esa casa de ahí al lado se ha quedado vacía. Pues ahora, apartamentos”. A ella misma le ofrecieron tres millones de euros por su casa. No sucumbió, pero sí que ha permitido que su hermoso patio andaluz sea ahora la terraza de una cafetería que ha montado su hija “para turistas”.

José reforma una casa donde se abrirán tres restaurantes y un hostal

A escasos metros de Mateos Gago, la calle que da acceso a la Giralda, unos trabajadores remozan una tradicional casa con arcos de medio punto y una balconada bajo el tragaluz: “Estamos haciendo tres restaurantes y un hostal”, describe José. Todo eso en un solo inmueble. Y no es la única obra que lleva: “En La Plaza del Salvador estamos acabando un local que abajo es restaurante y arriba hostal. Todo para esta gente que viene”.

Frederic es guía en Sevilla desde hace 20 años. Nunca ha visto semejante flujo turístico en la ciudad: “Es fantástico para todos. Todo el mundo trabaja. Los hoteles, los restaurantes… pero creo que estamos llegando demasiado lejos”.

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