Tensión vecinal por una colonia de gatos en una urbanización de Madrid: "Han matado a Colorines"

En una urbanización de Madrid, la presencia de una colonia de gatos ha generado un fuerte enfrentamiento entre vecinos y la gestora de los felinos, derivando en amenazas, denuncias y tensión constante. Dana, quien actualmente cuida y regula la colonia, denuncia acoso y agresiones verbales, además de haber enfrentado un juicio que no prosperó.

Cuando asumió la gestión, la colonia estaba descontrolada, con 40 gatos en condiciones precarias. Actualmente, asegura que el 80% está esterilizado y que la situación ha mejorado. Sin embargo, los vecinos siguen molestos por la presencia de los animales en sus patios. Las consecuencias de este malestar son ocho gatos muertos en el último año y la desaparición de otros 15.

Dana recalca que la colonia está registrada desde 2019 y que su labor está amparada por la ley de bienestar animal. Defiende su trabajo como necesario para evitar una sobrepoblación y garantizar el bienestar de los felinos. A pesar de ello, el conflicto sigue latente: mientras algunos vecinos apoyan la esterilización, otros exigen medidas más drásticas. La tensión no parece tener una solución inmediata.

Posiciones enfrentadas

Los vecinos más críticos aseguran que la proliferación de los gatos sigue siendo un problema. Afirman que los felinos invaden sus patios, generan molestias y que la situación no está controlada, a pesar de los esfuerzos de la gestora. También denuncian la suciedad que éstos animales provocan y el posible peligro que pueden suponer para los perros y niños de la zona.

Por su parte, Dana defiende que la gestión de colonias felinas es legal y necesaria. Argumenta que la presencia de gatos callejeros sin control sería mucho peor si no existiera un programa de esterilización y alimentación regulada. Además, insiste en que su labor es altruista y que el ayuntamiento debería asumir más responsabilidades, como la vacunación de los animales.

Un conflicto sin solución aparente

La convivencia entre personas y colonias felinas es un tema polémico en muchas ciudades. Mientras algunos defienden su derecho a cuidar y proteger a estos animales, otros priorizan la tranquilidad de sus hogares. La ley de bienestar animal protege a los gatos comunitarios, pero las disputas vecinales y la falta de consenso complican la resolución del problema.

Por ahora, la urbanización sigue dividida, con un ambiente cada vez más tenso y sin una solución clara a la vista.

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