Bienestar animal

Las tiendas de animales temen el cierre inminente

La ley de Bienestar Animal reduce drásticamente las especies que podrán venderse en estos establecimientos.

Raúl García en una tienda de animales.

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Un total de 5.500 tiendas de animales levantan el cierre cada mañana en nuestro país. Miles de familias (300.000 según el sector) viven directamente de la venta de perros, gatos, hurones, canarios, periquitos, reptiles, anfibios, peces o aquel compañero de piso que le haga más feliz. Pero estos profesionales ya hablan de cierre de sus tiendas. La Ley de bienestar animal recién aprobada limitará la venta de animales en establecimientos directos al público. Los profesionales están a la espera de un “listado positivo” que les dé luz sobre los animales que sí que pueden vender, una lista que califican de extremadamente restrictiva y que les obligará a bajar la persiana.

"Hay compañeros nuestros que ya han echado el cierre al negocio"

David posa un “geco leopardo” sobre sus manos. Un reptil tranquilo, amarillento y amistoso que se muestra cómodo en contacto con el humano. Es consciente de que se limitará al máximo la venta de animalesexóticos, incluidos reptiles y anfibios. Justo de lo que él vive. Un camaleón trepa calmado y ojeroso una rama fina, ajeno a la ley que le afecta. Ignorando si seguirán reproduciéndose sus congéneres en granjas. “Un ejemplo. No podremos vender camaleones, una especie protegida, pero de la que solo se venden animales criados en cautividad”. Si se impide la venta de reptiles y animales protegidos que no se encuentran de forma natural en nuestra fauna, su trabajo pende de un hilo.

"Ya estamos regulados. Esta ley pisa un tratado internacional vigente"

El CITES es la convención sobre comercio de fauna y flora silvestre, un acuerdo internacional que rige sobre la venta de especies protegidas para preservarlas. Es un convenio de obligado cumplimiento y al que España está adherida. Por eso Mario, dueño de este establecimiento, no entiende el sentido de la nueva ley. “Ya estamos regulados. Esta ley pisa un tratado internacional vigente”, asegura. Acaricia uno de sus dragones barbudos mientras lamenta que la ley represente su fin y el de miles de negocios como el suyo. “Soy biólogo y he hecho de mi afición mi profesión. Esto me destroza la vida entera. Cambia la relación del hombre con los animales”. Una ley animal que afecta muy directamente al animal humano. En este caso, en su faceta económica.

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