Rescate en las Malvinas

Un superviviente del barco naufragado en Malvinas: "Recuerdo los alaridos de la observadora en la balsa de rescate"

Cuenta Francisco que si no murió de hipotermia en las aguas de las Malvinas fue porque no dejaba de pensar en su hijo pequeño. Este es el duro relato de uno de los supervivientes del pesquero naufragado en las Malvinas.

Superviviente de un naugrafio.

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Francisco ha llegado a su casa de Pontevedra hace pocas horas donde ha sido recibido con emoción por su familia, que llegó a pensar que había muerto. Él es uno de los supervivientes del 'Argos Georgia' hundido el pasado lunes en las Malvinas. "Al llegar a casa se está muy bien", dice este marinero que durante horas pensó que moriría en las aguas gélidas donde fue rescatado.

En una jornada de pesca más todo se torció. Cuenta que en un momento dado se dio cuenta de que el barco estaba muy escorado hacia una banda, fue entonces cuando vieron que algo iba mal. El capitán dio la orden de abandono del barco. De repente empieza a entrar agua por el costado de estribor y la tripulación ve en las cámaras como se inunda el llamado parque de pesca. El barco comienza a escorar hacia estribor.

Después de ver que la situación era crítica la tripulación se puso el traje de inmersión y se dirigió a la zona localizada en caso de emergencias. El capitán se comunicó con el jefe de máquinas y vio que no eran capaz de solucionar la situación. Mientras los demás esperaban y ayudaban en lo que se podía.

"Salimos del barco en dos balsas en las que en teoría había todo lo necesario para sobrevivir"

Un total de 27 personas salen del barco en 2 balsas en las que en teoría va todo lo necesario para sobrevivir. Francisco y sus compañeros pasan 20 horas en medio de un mar de olas de más de 8 metros con muchísimo frío. Tenían trajes de inmersión para soportar las altas temperaturas "pero todo tiene un límite".

Después de horas a la intemperie comenzó a pensar que no sobreviviría. Dos horas antes de que llegara el barco de rescate pensó que moriría allí. Sabía que el patrón de pesca había dado el aviso pero el barco de rescate no llegaba. Luego supieron que el rescate tardó un poco más en llegar porque primero se dirigió a la primera balsa, a ellos acudió la patrullera y llegó un poco más tarde.

"El superviviente de la otra barca tuvo que pasar un infierno porque tenía muertos con él"

Tuvo la suerte de que los 13 tripulantes que estaban en su balsa sobrevivieron. En la otra balsa solo se salvó un marinero. "Tuvo que pasar un infierno porque tenía muertos con él", dice entre lágrimas. El superviviente de la otra lancha estuvo durante horas patrullando el mar con el pesquero que le rescató buscando más supervivientes. Cuando llegó al albergue donde estaba el resto se fundieron en un emotivo abrazo.

Entre los fallecidos está el patrón de pesca que es quien introdujo a Francisco en la empresa. Después de esto saca una conclusión: "Hay que hacerse más duro". Tiene previsto volver a embarcar, aunque no sea lo que más le apetezca en este momento. "Hay que comer no me queda otra que volver a embarcar".

"Tengo un niño pequeño y pensaba mucho en él"

Lo que salvó a Francisco de no morir por hipotermia fue pensar en su hijo. "Pensaba en mi esposa también, pero sobre todo en mi hijo, tengo un niño pequeño", señala.

Su familia al principio era optimista porque saben que es un hombre luchador. "Mi mujer es una mujer muy fuerte, sensible pero muy fuerte. Conforme pasaban las horas mis padres sobre todo pensaban que me iba porque son muchas horas sin sabe nada de nosotros. Mi padre es marinero retirado hizo cálculos y ya dijo que si no aparecía en determinadas horas estaba muerto".

El agua estaba a una temperatura de 4 grados. El barco estaba muy preparado porque había trabajado en en la Antártida y tenía casco de hielos. Pese a ello, la embarcación registró una falla técnica inexplicable. Las autoridades británicas están buscando soluciones para los barcos que tengan un sistema de ese tipo.

En la balsa de rescate había raciones de comida y de agua. Cuenta que como estaba el agua tan fría y habían hecho un esfuerzo tan grande estaban inmóviles y no podían moverse. Tenía mucha sed pero ni siquiera fue capaz de pedir a los compañeros que le dieran agua. "Recuerdo los alaridos de la pobre observadora y a los rusos quitando agua de la balsa por orden del capitán que hizo un grane esfuerzo pese a que estaba muy mermado. Los rusos son gente de cubierta muy dura", recuerda.

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