Publicidad

Antena 3» Programas» Espejo Público» Noticias

INCAUTADAS POR LA POLICÍA

Las víctimas del pederasta de Ciudad Lineal deberán identificar su ropa

Camiseta gris, pantalón oscuro y zapatillas blancas. Esas son las prendas que se van repetiendo en las declaraciones de las víctimas, y de los testigos que aseguran haber visto al pederasta de Ciudad Lineal. Una identificación positiva sería clave para demostrar si es culpable.

Su rostro, su casa, su coche y hasta su ropa. Es el duro trance por el que tendrán que pasar las menores víctimas del pederasta de Ciudad Lineal. No solo deberán identificarle a él, diferenciarle entre otros hombres en una rueda de reconocimiento. No sólo tendrán que recordar los brutales abusos que sufrieron en la casa de los horrores,  afortunadamente a través de una reconstrucción 3D que los agentes realizaron del piso el pasado martes, las pequeñas tendrán que pasar por una dura prueba más. Reconocer la ropa que llevaba el agresor cuando abusó de ellas.

La juez que instruye el caso ordenó a los investigadores que durante los registros se incautaran de la ropa de Antonio Ortiz. Las menores, durante sus declaraciones, pudieron aportar, además de alguna peculiaridad física de su agresor, como el llamativo lunar de la cara, algunas características de la vestimenta. En algunos casos no coincinden, hablan de polos azules, vaqueros cortos, un reloj dorado ...  Pero llama la atención cómo al menos se repite una de estas prendas en cada una de sus descripciones: unas zapatillas blancas con cordones, una camiseta gris de tirantes y un pantalón de deporte oscuro. Ropa de deporte. Del mismo estilo que llevaba Antonio Ortiz cuando le detuvieron en Santander. Atuendo que sigue llevando en prisión y que concuerda con su obsesivo estilo de vida.

Un hombre dedicado exclusivamente a su cuerpo. Esta ropa será la que enseñen a las niñas, la que tendrán que identificar entre todas las prendas de Antonio Ortiz. El objetivo, reunir todas las pruebas posibles para acorralar a quien señalaron como el enemigo público número uno.

Publicidad