Hablamos con la víctima
Ha denunciado en 16 ocasiones a su expareja, que la acosa y amenaza: "Parece que solo les vale mi cadáver"
Hace tres años conoció a quien fue su pareja durante un mes. Tras vivir muchas vejaciones, Amaya decidió cortar la relación y fue ahí donde comenzó su pesadilla. Ha entrado en dos ocasiones a su vivienda en Lugo y ha escrito amenazas a ella y a su hijo de 12 años. La víctima pide ayuda, pero nadie le da soluciones.
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La casa de Amaya ha quedado destrozada después de que el hombre con el que mantuvo una breve relación perdiera totalmente los papeles. Se conocieron en su cafetería e iniciaron una relación . Al cabo de un mes, sse fueron juntos a su casa en las Palmas y ahí comenzó el infierno.
Ella estaba casada y al tiempo se separó y él empezó a ligar con ella hace tres años. Un día la invitó a un café y fue así como comenzaron la relación. "Para mí era seria pero no conocemos en realidad a la persona", ha dicho.
Los problemas llegaron cuando Amaya cortó con él, algo que no aceptó y por eso empezó a amenazarla, aunque ya durante la relación había vivido vejaciones. A su vuelta a Lugo tras pasar un mes con él viviendo, se encontró pegamento en su cerradura y, tras denunciarlo, entró en la vivienda y se la encontró con pintadas.
"Lo averigüé porque su hermana me mandó unos audios explicándome como era", ha dicho, además de que le aconsejó que se alejara de la familia porque él era muy malo.
Amaya está haciendo todo lo que está en su mano, pero ha dejado claro que necesita apoyo de la policía. Ahora tiene la casa destrozada y tiene que sacar adelante a su hijo de 12 años cobrando apenas una pensión de 600 euros y viviendo bajo las amenazas.
Su expareja tiene puesta orden de alejamiento, pero no la protegen de ninguna manera. "Me han dicho que cambie la cerradura y ponga cámaras", ha asegurado.
Amaya ha puesto 16 denuncias, y le pregunta a los agentes si lo que quieren es su cadáver. "Así no podemos vivir", ha dejado claro, ni las mujeres ni los hombres.
La mujer ha dejado claro que han entrado en dos ocasiones a su casa y ya no puede más, porque no le dan soluciones. "Solo pido que me ayude alguien", ha suplicado entre lágrimas.
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