Padre a la fuerza
Su expareja le roba el semen y rehúye de él: "Quiero cuidar de mi bebé como del resto de mis hijos"
La pareja se divorció después de haber iniciado el proceso de inseminación por lo que, aunque acordaron no hacerlo, ella decidió inseminarse y se quedó embarazada de Santiago. Él lo descubrió y, al no poder denunciar, decidió reconocer al bebé.
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Un hombre malagueño está pasando por una situación que muchos definirían como surrealista. Ha sido padre a la fuerza después de que su exmujer le robase el semen y se inseminara en una clínica de fertilidad.
El proceso de divorcio comenzó una vez se inició el de inseminación y, al acabar la donación, se separaron y acordaron suspenderlo. Sin embargo, ella decidió ir a la clínica a inseminarse, algo que podía hacer porque ya estaban firmados todos los consentimientos.
El hombre se enteró en la misma clínica de lo que había ocurrido. Tras la sorpresa, Santiago denunció, pero no podía hacer nada porque el consentimiento estaba firmado. Entonces decida reconocer a su hijo, pero está luchando por que le den la custodia del bebé, algo que su expareja no quiere.
Apenas puede contactar con ella y están en plena batalla judicial. Santiago Moreno nos ha contado en directo toda su experiencia, y al ir a la clínica, cuando se enteró, tanto él como los doctores se quedaron en shock. "Acabó la relación y me llevé esa sorpresa", ha dicho.
Ahora que su hija ha nacido, él la quiere como a cualquiera de los otros cuatro que tienen.
El problema fue que, al firmar todos los consentimientos, aunque él no fuese con su pareja a inseminarse, la mujer podía hacerlo igualmente. A él no se le olvidó retirar el permiso, pero su expareja lo echó de casa y, mientras él buscaba un lugar donde quedarse y hacía la mudanza, ella fue y se inseminó.
Carlos Quílez ha contado que la sentencia debe preservar el derecho del menor y el periodista entiende que la justicia ha ponderado donde va a estar mejor la pequeña. "En este caso ha entendido que estará mejor con su madre", ha dicho Quílez, algo con lo que Santiago no ha estado de acuerdo.
Él pide custodia compartida y progresiva, por el bienestar de sus hijos, y asegura que la sentencia son "migajas de sus hijos", pues solo los puede ver dos horas, dos días a la semana.
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