Héctor está convencido de que sus padres murieron por el gas radón: "Estuvieron 12 años expuestos a él"

El radón, un peligroso gas que se encuentra de forma natural en la tierra, es el asesino silencioso que puede provocar cáncer y que en España se acumula sobre todo en Galicia, el oeste de Castilla y León, Extremadura, la Sierra de Madrid, Granada o la provincia de Barcelona.

Los bajos de las viviendas son los lugares donde más concentración hay de este gas que cada año mata en nuestro país a 1.500 personas, más que en los accidentes de tráfico. "Te va a hacer un daño lento pero seguro", ha asegurado Luis Quindós, físico de la Universidad de Cantabria y experto en radón.

Según la Organización Mundial de la Salud, el gas radón es la principal causa de cáncer de pulmón en no fumadores y la segunda en quienes fuman.

De los 30.000 casos que hay cada año en España, unos 4.000 se deben al gas radón. Los padres de Héctor, con quien hemos hablado en plató, fallecieron de cáncer de pulmón en muy poco tiempo. Esto le hizo saltar la alarma y fue cuando supo que su casa estaba completamente contaminada por radón.

Él mismo fue quien pensó en la radiactividad, y compró un medidor para comprobarlo. "Me daba 1.800 bequerelios", ha contado, por lo que sus padre estuvieron muy expuestos a este gas durante 12 años.

Uno de los problemas, según él, es la falta de información. Por ese motivo, desde que sus padres fallecieron ha investigado por su cuenta y lucha para que se conozca este peligro.

Algunos ayuntamientos, conscientes de las elevadas concentraciones de este gas en sus municipios, hacen mediciones en las casas. En una de ellas hemos quedado con José Miguel Rodríguez, técnico de la ONG 'Vive sin radón'.

Esta vivienda, según la medición del ayuntamiento, tenía alrededor de 1.000 bequerelios, cuando el Real Decreto, según ha explicado, fija 300 como nivel máximo.

El técnico ha explicado, además, el método para hacer salir todo este gas radón de las viviendas, que es haciendo una perforación en el suelo que salga fuera por una chimenea. "Una vez sale se disuelve en el aire y ya no supone ningún riesgo", ha asegurado.

Pedro Bernabé es una de las personas que tenía radón en casa y ya tiene un medidor instalado y su objetivo es realizar una obra de mitigación para bajar los niveles. "Al final en casa y en las habitaciones los niños pasan entre 8 y 10 horas durmiendo", ha dicho.