La herencia bien atada de Carlos Goyanes: una empresa que factura casi un millón y medio de euros al año

Marbella ha dado su último adiós a Carlos Goyanes después de que haya fallecido de manera repentina en su vivienda y acompañado de su mujer, Cari Lapique, a la que hemos visto visiblemente afectada.

La despedida de Carlos Goyanes se ha llevado a cabo en la más estricta intimidad. Solo sus familiares y amigos más cercanos han acudido a su incineración.

Carlos Goyanes se ha ido dejando recuerdos, amigos y una familia rota. Pero además ha dejado también una millonaria herencia muy bien atada.

El empresario y Cari fundaron en 1989 la que sería la empresa familiar y el grueso de su matrimonio, una corporación dedicada al sector inmobiliario que factura casi un millón y medio de euros al año.

El nombre de Cari Lapique figura en la presidencia, por tanto la gestión del conglomerado pasa íntegramente a sus manos. Lo curioso, sin embargo, es que el productor ha fallecido sin ninguna propiedad a su nombre.

La relación de Carlos Goyanes y Marisol

El empresario se hizo conocido por su relación con Marisol, que surgió de manera casi inevitable, y es que la artista vivía aislada en la casa del productor que la convirtió en la gallina de los huevos de oro.

Carlos, el hijo de su descubridor, se convirtió en su primer y único novio a los 18 años. En 1969 se casaron en la iglesia de San Agustín de Madrid en el que fue el último gran evento de la década de los 60.

Más de 4.000 personas acudieron a ver el desfile de invitadas, entre ellas Lola Flores, Carmen Sevilla o Concha Velasco. En esa época, en la radio sonaba Corazón contento de Marisol, pero a ella no se le veía feliz.

Tres años después, en 1972, el matrimonio finalizó por las dificultades de Marisol para quedarse embarazada y los constantes flirteos de Carlos, que nunca fue feliz en su primer matrimonio, siempre rodeado de polémica.

Sin embargo, encontró en Cari Lapique al auténtico amor de su vida.