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Íñigo Onieva pasa una jornada de playa con sus amigos en Ibiza... ¡No exenta de complicaciones!
El empresario llegaba a la playa con muchas ganas de disfrutar de un día de vacaciones con sus amigos en Ibiza. Lo que el empresario no imaginaba, sin embargo, es que la isla le tenía reservada una jornada con alguna que otra dificultad.
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En Y ahora Sonsoles hemos visto las imágenes de Íñigo Onieva llegando a la playa con muchas ganas de disfrutar de un día de vacaciones con sus amigos en Ibiza. Lo que el empresario no imaginaba, sin embargo, es que la isla le tenía reservada una jornada con alguna que otra dificultad.
Pero la historia hay que contarla desde el principio. No pasan ni dos minutos desde que Onieva pisa la arena, deja su gorra y se quita la camiseta apresuradamente.
Deseoso como un niño por meterse en el mar, Iñigo observa la playa, con una sonrisa de oreja a oreja, sin ni si quiera esperar a sus amigos. Antes de mojarse, eso sí, deja su preciado reloj en la toalla.
Ya preparado, el empresario se acerca a la orilla. Pasito a pasito, el agua va cubriendo sus piernas. Como a cualquiera, a Iñigo le incomodan las piedras para caminar, pero nada va a impedirle disfrutar de su chapuzón.
Después de revolcarse en las olas durante un buen rato, decide volver con sus amigos. Sin embargo, el regreso a la toalla se convierte en toda una lucha por la supervivencia: se tropieza y se levanta, no puede salir.
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Iñigo siente como si estuviera surfeando con las olas. Se vuelve a tropezar, pero ya ha demostrado que es un hombre valiente. Un día monta un negocio y, al mes siguiente, es capaz de hacer frente a las olas que no le dejan salir del agua.
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