Investigación
Julián vio a sus familiares fuera de las tumbas tras una profanación: "Tenemos miedo de que vuelva a ocurrir"
El aumento de profanación de tumbas ha hecho que muchos pueblos de distintos puntos de España no descansen igual y, aunque se está investigando, todavía no hay detenidos. El objetivo es robar lo que hay en su interior, así como el material de los propios ataúdes.
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En muchos puntos de España nichos y panteones están siendo abiertos a la fuerza. En lo que va de año, más de 200 han sido profanadas en nuestro país por los ladrones de tumbas.
El récord lo hemos encontrado en Cataluña, donde 162 han sido abiertas. Los Mossos están investigando los hechos, pero todavía no hay detenidos.
Ahora vigilan el cementerio día y noche incluso con ayuda de drones para evitar que siga ocurriendo. Pero... ¿Por qué se profanan las tumbas?
"Tuvimos una herida enorme"
La Guardia Civil ha asegurado que los ladrones buscan desde robar los mismos materiales preciosos que se ponen en las propias tumbas, como el mármol, hasta las joyas que se pueden encontrar en el interior.
Uno de los pueblos afectados ha sido Bufali (Valencia) donde los vecinos ni siquiera quieren hacer declaraciones porque están conmocionados por las decenas de tumbas que han sido profanadas.
Aunque este no es el único pueblo de la zona afectado. A tan solo una hora se encuentra Paiporta, donde se vivió la misma tragedia. En una sola noche abrieron más de 40 tumbas para robar.
Uno de los afectados fue Vincent, que se enfrentó al momento de ver a sus familiares fuera de sus tumbas, algo que le afectó mucho. "Cuando ves que han abierto la tumba de un familiar tuyo, pues estás afectado", ha dicho.
El párroco fue testigo del impacto que tuvo en los vecinos. "Tuvimos una herida enorme", ha confesado, y es que, que ocurra algo así, es impensable.
"Cuando hay que volver a sepultar, se abre la herida del momento de la muerte", explica el cura. Allí sigue abierta la investigación, y este pueblo ya no descansa igual.
Julián, afectado por la profanación de tumbas
A Julián no solo le profanaron la tumba de un familiar, sino de dos. Cuando llegó por la mañana al cementerio, abrió la puerta y supo que las tumbas de su suegro y su cuñado habían sido profanadas. "Estaba todo tirado y los féretros destrozados", ha dicho.
Hace cinco meses que esto ocurrió, y todavía no tienen la lápida puesta, sino un ladrillo. Esto hace que Julián vaya cada día para comprobar que no han vuelto a profanar la tumba de sus familiares.
En su caso fue previsor, porque su madre ya le dijo que cuando falleciese que le quitara las joyas por lo que pueda ocurrir y se las quitó antes de enterrarla.
Después de lo ocurrido, Julián evitó que su familia viviese el mal trago por el que él pasó y les dijo que no fueran.
Él nunca pensó que algo así pudiese ocurrirle, porque el cementerio lleva muchos años abierto y nunca ha pasado nada.
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