Inhabitable
Les vendieron una vivienda en ruinas por 83.000 euros: "La casa se puede caer en cualquier momento"
Esta pareja madrileña compró la vivienda sabiendo que necesitaba reforma, pero cuando comenzaron con las obras se encontraron con vigas podridas, hoyos en el suelo y paredes agrietadas. Un domicilio inhabitable por el que han demandado al antiguo propietario, que se ha declarado insolvente.
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Jesús y Milagros son una pareja de Arganda del Rey que en 2020 compraron una casa, aunque le aseguraron que era necesario hacer alguna reforma para poder entrar a vivir, no se imaginaron lo que encontrarían.
La vivienda estaba completamente en ruinas y, a pesar de ello, tenía un informe favorable de la inspección técnica.
La pareja descubrió al comenzar con la reforma que los falsos techos ocultaban vigas podridas, que había hoyos en el suelo y que las paredes estaban agrietadas.
Este hallazgo hizo que el perito declarara inhabitable la vivienda por el riesgo de derrumbe, y la pareja ya ha demandado al antiguo propietario, aunque se ha declarado insolvente.
Llevan tres años esperando un juicio para el que todavía no hay fecha.
Jesús se dio cuenta cuando, por un lado, vio que los azulejos podían quitarse con el dedo y, además, la lavadora estaba hundida. Además, la pared se desmoronaba e inmediatamente llamaron a un perito que finalmente decretó la casa como inhabitable y con riesgo de desplome.
"La casa es un peligro", ha dicho. La vendedora le dicen que eso es lo que han comprado y no les dan solución.
Pepa Romero, reportera, ha hablado con la propietaria anterior y le ha asegurado que la casa estaba bien y tenía una inspección favorable, pero no sabe qué obras han hecho ellos para que la casa esté así.
"Es inviable lo que está diciendo totalmente", ha asegurado Jesús.
Cómo evitar caer en la trampa
Hay algunos detalles en los que nos podemos fijar para evitar caer en la trampa, aunque no es tan fácil conseguirlo.
La clave está en desconfiar siempre, sobre todo cuando estemos ante una vivienda antigua.
Nos podemos fijar, fundamentalmente, en las gritas, los suelos abombados, sobre todo en las cocinas, o en las ventanas. Esto último está en contacto continuo con el agua y la humedad y puede estar dañado fácilmente.
Además, lo suyo es ir acompañado de un arquitecto y, si es posible, pedir permiso para hacer una cala, que es un agujero en el techo, o una cata, en el suelo, para inspeccionar bien el estado de la infraestructura.
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El propietario puede negarse, y esto podría ser otra señal para desconfiar.
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