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Mari Paz cuelga el hábito de monja para buscar el amor: "He conocido a un hombre, me hace sentir mariposas"

Después de media vida dedicada a servir a los demás, ha decidido dejar el convento y, con 1000 euros y un billete regalado, cambiar su vida radicalmente. Ha alquilado una habitación por 600 euros y busca a un hombre por el que haya merecido la pena dejar de lado a Dios.

Mari Paz cuelga el hábito de monja para buscar el amor: "He conocido a un hombre que me hace sentir mariposas en el estómago"

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Mari Paz quiso ser monja desde muy pequeña y fue con 30 cuando se entregó a Dios. Sin embargo, su vocación se truncó cuando decidió que quería enamorarse y buscar un hombre con el que compartir la vida y la intimidad.

Tras más de media vida entregada a la fe, colgó el hábito y cambió toda su vida radicalmente. Salió del convento con 1000 euros que le dio su monja superiora y unos billetes de tren regalados.

También se ha tenido que enfrentar a buscar un nuevo sitio en el que vivir, y ahora se ha mudado a una habitación por la que paga 600 euros de alquiler.

Una estancia que espera que pronto tenga visitantes, un hombre por el que haya merecido la pena dejar de lado a Dios. Mari Paz se enfrenta a un difícil reto, pues a sus 65 años nunca ha tenido contacto con un hombre.

En Y ahora Sonsoles hemos recibido su visita, y nos ha contado que ellos eran 12 hermanos y durante su infancia todo fue bien. Ella era prematura, nació con 6 meses, y su madre no se atrevía a cogerla porque le daba miedo ya que le dijeron que se iba a morir.

Cuando le dieron el alta, su abuela la recogió y la crio. "No hubo feeling con mi madre", ha dicho. Entrar en el convento, por tanto, fue casi una salvación porque tras fallecer su abuela comenzaron los problemas, ya que su padre pegaba a su madre.

Después de un episodio fuerte entre sus padres, no volvió a saber nada de ellos. "Cuando terminaba de la pelea con ellos empezaba conmigo, pero yo protegía a mis hermanos", ha dicho.

Una monja fue quien los rescató después de 3 días encerrados en casa, sin apenas nada que comer. Esa mujer llamó a la puerta y, como no podían abrir, llamó a la policía y los sacaron de allí. A los 12 hermanos los repartieron, los niños a un hogar y a las niñas en un convento.

A los 11 años su padre reapareció y le dijo a las monjas que necesitaba que se fuese con él porque no sabía cocinar ni hacer las tareas de la casa. Sin embargo, él seguía bebiendo mucho y Mari Paz, que no quería seguir con los malos tratos, se escapó por el balcón de su vivienda y volvió al convento.

Mari Paz ha sufrido mucho, además, porque ha enterrado a sus padres y a todos sus hermanos. "Estaba cansada y rebotada", ha dicho, y fue en ese momento cuando empezó a sentirse vacía. No se sentía con su corazón vibrante hacia Dios y se estaba engañando a ella misma, por lo que pidió salir de la congregación.

Ahora Mari Paz busca el amor, ya que solo conoció a un chico cuando era una niña, pero desde entonces no se ha enamorado. Ella ya tiene un pretendiente desde hace varias semanas, y están hablando por teléfono, y lo conoció en un evento.

"Cuando lo conocí la barriga me hacía cosquillas", ha dicho, y hablan cada noche desde hace dos semanas.

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