Investigación
María lleva 13 meses de abstinencia de su trastorno por atracón: "Llegué a comer del suelo y de la basura"
En España hay 400.000 personas que padecen algún tipo de trastorno alimentario y el más desconocido es el de los comedores compulsivos, que no pueden parar de comer y algunos incluso caen en graves enfermedades.
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Comer es un placer para muchos, pero para personas que son comedoras compulsivas es un auténtico calvario. En España se calcula que más de 400.000 padecen algún trastorno de la conducta alimentaria.
El trastorno compulsivo es quizá el menos conocido: comer sin fin, a escondidas, cantidades titánicas y presos de sus impulsos emocionales.
A la asociación Comedores Compulsivos Anónimos acuden cientos de personas desesperadas que, con la ayuda de estas terapias grupales, logran salir de su particular cárcel.
Y es que este trastorno puede llevar, además, a padecer enfermedades como obesidad, infartos o fallos renales.
"Cuando empiezo a comer el primer bocado no paro"
En plató hemos contado con el testimonio de María, que a sus 58 años es comedora compulsiva y lo ha sido toda su vida, ha dicho, pero no se le había diagnosticado.
Con 13 años comenzó su primer régimen y se quedó muy delgada, por ese motivo pensaba que todo el mundo la quería. "Me mataba de lunes a sábado y el domingo me daba un atracón de 24 horas", ha asegurado.
María ha explicado que ella come de manera compulsiva los azúcares y harinas. "Cuando empiezo a comer el primer bocado no paro", ha explicado.
Cuando tuvo dos hijos, a lo que se unió el fallecimiento de sus padres y sus suegros, todo se desbocó y pasó de vivir del mundo de la moda a irse a un pueblo en el que perdió todos los hábitos de higiene, estar todo el día cansada y tener mucha culpabilidad por no estar con sus hijos, ya que uno de los síntomas es tristeza y depresión.
María ha llegado a comer del suelo, comida congelada o que había tirado a la basura, y es que siente que es un pozo que no es capaz de llenar. "Siempre hay un motivo para comer", ha dicho.
Y es que por comer se llega a mentir e incluso robar. "Yo me robaba a mi misma porque el dinero de casa me lo gastaba en comida", ha explicado.
Además, María no mastica sino que engulle y todo le sabe igual. Llegó a pesar 58 kilos antes de casarse y poco tiempo después pesaba 140 kilos por distintos acontecimientos que sucedieron y que la empeoraron.
Su familia no ha entendido la enfermedad, ha asegurado, algo que ahora entiende pero que le ha costado aceptar durante mucho tiempo. "Me decían que lo tenía todo, pero no tenía salud mental", ha dejado claro.
A lo largo de los años, María ha pasado por muchos sitios: curanderos, acupuntura, endocrinos, etc. Pero no ha sido hasta que ha dado con un psiquiatra y un endocrino que le han puesto límites y ha mejorado físicamente. "He buscado ayuda toda mi vida, pero no era la que yo necesitaba", ha afirmado.
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Ahora María lleva 13 meses sin comer compulsivamente y ha querido lanzar un mensaje a esas personas que están sufriendo y les ha animado a que llamen a Comedores Compulsivos Anónimos porque ellos les ayudarán y la enfermedad se puede superar.
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