Reconocen la mala praxis
Un infierno por una negligencia médica en el parto: "¿Por qué me ha tocado vivir esto a mí?"
Gloria ha sufrido varias consecuencias tras dar a luz a su primer hijo. Una negligencia médica durante el parto le ha obligado a estar en pañales durante tres años, llevar un neuroestimulador y vivir cerca de un cuarto de baño. A pesar de que han reconocido la mala praxis, no hay nada que sane su sufrimiento.
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Gloria no sabía lo que le iba a pasar cuando acudía al hospital para dar a luz. Debido a la mala praxis durante el parto, vive atada a una incontinencia.
Era en 2015 cuando daba a luz a su primera hija. Un feto de grandes dimensiones por el que tuvieron que utilizar una ventosa, que golpeó al médico y se salió de la sala. Algo que le hizo terminar el parto ella sola.
Tras pasar unos pocos días, Gloria empieza a notar que se hace sus necesidad encima. Algo que los médicos le aseguran que es normal.
Pasan cinco meses y Gloria se vuelve a quedar embarazada, en esta ocasión de su segunda hija. Sin embargo, a las 29 semanas tiene que acudir a urgencias.
Gloria aseguraba que no podía aguantarse las ganas de ir al baño para hacer sus heces y expulsar la orina. Ahí es cuando comienza su verdadera pesadilla.
Hasta la fecha, han pasado 9 años donde ha sido intervenida en 15 ocasiones. Durante tres años ha tenido que vivir en pañales, pero gracias a un neuroestimulador, puede hacer vida normal.
Este mecanismo le permite pasar al menos dos horas seguidas sin tener que ir al baño, a pesar de que siempre intenta tener uno cerca.
Por si fuera poco, ha estado durante cinco semanas sin ducharse porque llevaba los cables por fuera. Pasa rápido por los arcos de seguridad de las tiendas para que no se le desactive.
Tampoco puede hacer esfuerzos, debe controlar la alimentación y todo ello, sin olvidarse de tener un baño cerca de ella.
Tras varios años de lucha e insistencia, ahora se reconoce la mala praxis ejecutada: "Se reconoce el derecho de ser indemnizada en la cantidad de cien mil euros", señala la sentencia.
Sin embargo, no hay nada que sane el sufrimiento con el que vive Gloria.
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