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Vivió un infierno durante 2 años en una prisión de Argentina por un asesinato que no cometió: "Comía bichos"

Hace dos años que comenzó la pesadilla para ella, que estuvo en una de las cárceles más peligrosas de Argentina injustamente. Horas antes de que estuvieran a punto de condenarla a cadena perpetua, su marido se derrumbó y confesó que había cometido el crimen él solo.

Pepa vivió un infierno durante 2 años en una prisión de Argentina por un asesinato que no cometió: "Comía bichos"

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Hace 2 años comenzó un infierno para Pepa pues el cuerpo de Marisa, su casera y amiga, apareció descuartizado y ella fue encarcelada injustamente en una de las prisiones más peligrosas de Argentina.

La acusaron de un asesinato que no cometió, pero el auténtico autor se negó a declarar y la verdad no llegó hasta dos años después de su detención e ingreso en prisión.

"La persona que la mató fue mi esposo", ha asegurado ella. Sin embargo, la lentitud de la justicia hizo que el tiempo pasara y estuvo a punto de ser condenada a cadena perpetua.

A pesar de todo, Pepa sabía que eso no iba a pasar porque no había pruebas en contra de ella. Fue unas horas antes de dictar sentencia que su marido se derrumbó y confesó que había cometido el crimen él solo.

"En ningún momento supe que era él", ha afirmado Pepa, que vivió en el interior de la prisión una auténtica pesadilla que no olvidará jamás.

Pepa ha contado en Y ahora Sonsoles que el tiempo que ha vivido no solo no se olvida, sino que sigue doliendo siempre. "Una cárcel allí es terrible, la violencia que hay", ha contado.

Ella se fue a Argentina con Marcelo, su pareja. Todo iba bien hasta que la casera apareció descuartizado, una persona en la que ella se apoyó y de quien recibía mucha ayuda. A Marisa, sin embargo, nunca le gustó su pareja. "Se daba cuenta de que él me maltrataba", ha dicho.

"No entendía por qué se cebaban conmigo"

Pepa, falsa culpable

La noche que Marisa fue asesinada ella estaba trabajando y fue cuando llegó a casa que se dio cuenta de que no estaba. Marcelo le dijo que se había marchado, pero conforme fueron pasando las horas ella se dio cuenta de que algo había ocurrido.

Por ese motivo, ella fue a denunciar la desaparición pero no le tomaron la denuncia porque no era familiar directo. "Nos detuvieron casi un mes después, cuando ya habían aparecido los trozos", ha dicho, además de que a ella les tenían como sospechosos desde el principio pero no lo sabían.

Desde un primer momento, Pepa se declaró inocente y tampoco pensó que Marcelo podría haber sido capaz de asesinarla. De hecho, cuando la policía le preguntó, ella dijo que no la había asesinado él.

"En la cárcel fueron violados mis derechos como mujer y como persona", ha confesado, y ella cree que puede ser porque era mujer y extranjera. "No entendía por qué se cebaban conmigo", ha dicho.

Pepa ahora se siente mal y está dolida por cómo la trataron, y cree que se va a sentir así toda la vida. Eso sí, desde que entró en prisión ella pensaba que todo se iba a solucionar y que en algún momento sabrían que ella no había hecho nada.

Durante el tiempo que estuvo en la cárcel, ella se ponía en contacto con su hijo por teléfono y trataba de tranquilizarle diciéndole que no se preocupara, que iba a salir y que tarde o temprano se iba a solucionar.

Pepa comía con bichos, todos los alimentos estaban podridos y se quedó en 38 kilos.

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