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Silvia Bronchalo, madre de Daniel Sancho, habla por primera vez: "Está tranquilo, le están tratando muy bien"
La madre de Daniel Sancho ha visitado a su hijo en prisión por segunda vez. Lleva 11 días en la cárcel de Koh Samui después de haber presuntamente asesinado y descuartizado a Edwin Arrieta durante un viaje a Tailandia.
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Silvia Bronchalo ha pronunciado sus primeras palabras en público después de haber visitado por segunda vez a su hijo Daniel Sancho en la prisión de Koh Samui.
Se le ha visto muy serena a pesar de que, según ella misma ha dicho, es muy difícil. Una situación que nadie podía esperar. "Nadie está preparado para recibir una noticia así", ha dicho.
Silvia Bronchalo, a pesar de no ser una persona mediática, se ha dirigido a los medios para relatar cómo se encuentra su hijo dentro de la prisión de Koh Samui.
Lleva ya diez días allí, y está "mejor dentro de lo que cabe", ha contado su madre. En esta segunda visita, madre e hijo han podido hablar de nuevo a través de un cristal. "Está tranquilo, le están tratando muy bien", ha asegurado.
También ha querido agradecer el respeto de la prensa en su primera visita. Ahora está esperanzada y tiene un objetivo claro: que todo se resuelva.
Comparamos las dos visitas de Silvia Bronchalo a prisión
En esta segunda visita de Silvia Bronchalo a prisión para ver a su hijo Daniel Sancho, que permanece allí después de haber sido acusado de asesinar y descuartizar presuntamente a Edwin Arrieta, hemos podido ver a una madre mucho más tranquila.
Ha ido acompañada por el embajador de España en Tailandia y ha saludado a los medios a su llegada, aunque no se ha pronunciado.
Una imagen que contrasta con la de su primera visita, ya que llegaba cabizbaja, derrumbada ante la situación y entraba en prisión sin esperar ni mirar a nadie.
Su segunda visita ha durado 45 minutos, 15 más que la primera. En ambas, madre e hijo han estado separados por un cristal y han mantenido una conversación privada.
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En esta segunda ocasión, además, ha hablado con la prensa a la salida de la cárcel, cuando en la primera no levantó la mirada y escondió su rostro bajo unas gafas de sol.
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