El socio de Carlo Costanzia, hijo de Mar Flores, le estafó 150.000 euros: "Lleva años estafando a todo el mundo"

Roberto es el socio de Carlos Costanza, hijo de Mar Flores y condenado a 21 meses de prisión. Se trata de un estafador profesional que acumula unas 60 denuncias contra él, lo que le ha hecho muy conocido en Fuengirola.

Álvaro Gallego es una de las víctimas de Roberto, a quien le estafó 150.000 euros. Ellos se conocieron en 2016, cuando el estafador intentó venderle un coche, pero no se fiaba. Sin embargo, con el paso de los años tuvieron un trato cordial y Roberto le dijo que trabajaba en un concesionario. Álvaro fue a ver el coche, pero no lo compró.

Sin embargo, días después le escribió y le dijo que le dejaba el coche en su casa y llevaba a cabo lo que se conocería como la 'operación puente'. Esto consiste en que él le pagaba el coche y durante el tiempo que Roberto usaba el dinero, él podía usar el vehículo. Por esto pagó 75 mil euros en efectivo.

Una vez que vendiera el coche, el estafador tenía que devolverle el dinero y la comisión. En el transcurso de este tiempo con este primer coche, Roberto le ofreció otro por 55.000 euros.

Se enteró de que había sido víctima de estafa porque otra persona que conocía, y a la que había sido estafado también, le avisó. "Empecé a pedirle el dinero y decía que me lo iba a devolver, pero siempre con evasivas", ha dicho.

Tres años después no ha salido el juicio y Álvaro no tiene ni dinero ni coche.

¿Quién es el socio de Carlos Costanza?

El hijo de Mar Flores, Carlos Costanza, ha sido condenado a 21 meses de prisión por un delito continuado de estafa junto a su socio, Roberto, una pieza clave de esta trama.

La policía le sigue la pista desde el año 1990 y solo en la provincia de Málaga suma 60 denuncias contra él, todas vinculadas a la compraventa de vehículos de alta gama.

Su modus operandi es siempre el mismo: publica en internet anuncios de coches de lujo a un precio atractivo y capta así a sus víctimas. Se presenta como intermediario, cierra el trato y pide por adelantado una parte del precio total del vehículo.

Una vez tiene el dinero en su mano, desaparece sin dejar rastro y las víctimas nunca llevan a recibir el coche prometido.

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