Los temblores de José María, enfermo de párkinson, se han reducido en un 90% gracias a un tratamiento no invasivo

A José María, de 79 años, puede haberle cambiado la vida después de enfrentarse a un nuevo tratamiento con el que podría decir adiós al párkinson que sufre desde hace cuatro años.

Algo tan cotidiano como cortar jamón se convirtió en todo un peligro para él. "Me falta un cacho de dedo", ha asegurado este hombre, que vive con miedo de caerse.

Lleva mucho tiempo esperando una cura y ahora un novedoso tratamiento ha logrado frenar los síntomas de esta enfermedad, por lo que José María ha comprobado emocionado el resultado.

El cambio en el temblor de su mano es evidente y el párkinson podría haber remitido y quizás ahora José María podrá volver a hacer las cosas cotidianas que tuvo que dejar de lado.

"Yo estaba muy mal", ha asegurado José María, que comenzó con los temblores después de vacunarse del COVID. Cuando fue a su médico, él le recomendó a Rocío Ramos, la neuróloga que ha cambiado su vida.

Y es que la vida de José María había cambiado por completo, y cosas como ducharse o cambiarse de ropa eran imposibles para él y necesitaba ayuda. "Me negué a salir a la calle, a todo", ha dicho.

El párkinson también afecta al carácter y al estado de ánimo y, aunque era un hombre muy vital e iba todos los días al hogar del pensionista, y dejó de hacerlo.

María Dolores, su mujer, también ha estado en el plató de Y ahora Sonsoles, y es que ella hacía todo porque José María era dependiente al 100%. Ahora, con este tratamiento, ha recuperado movilidad, por ejemplo, además de quitarle los temblores constantes.

El tratamiento contra el párkinson

Rocío Ramos ha explicado que este tratamiento consiste en quitar el temblor de uno de los brazos produciéndole una lesión en el cerebro en la zona responsable del temblor. "Hemos quemado unas vías", ha dicho.

La novedad la técnica, ya que ahora esto se hace de manera no invasiva con una máquina de resonancia a través de ultrasonidos. Ahora José María no volverá a temblar de uno de sus manos.

El procedimiento requiere un equipamiento un poco caro, por lo que no se realiza en todos los hospitales, pero en la Comunidad de Madrid se hace en dos centros públicos: el Ramón y Cajal y el Hospital Clínico.